Charla con Rolando Goldman, Sec. de Cultura del SADeM, a raíz de su reciente libro

“La cultura es un terreno de disputa”

 

Con motivo de la reciente publicación de su libro ¿Gestión cultural o política cultural? Aportes posibles hacia la construcción del trabajo en el terreno de la cultura (Ciccus, 2019), La Nota dialogó con el músico Rolando Goldman, quien además de su reconocida trayectoria en la difusión nacional e internacional de su instrumento −el charango− y de la música popular argentina, fue Director Nacional de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación (2004-2009) y es Secretario de Cultura de nuestro Sindicato Argentino de Músicos.

 

LN: Acabás de presentar tu nuevo libro. Seguramente hace muchos meses que venías trabajando en él, y ve la luz en los umbrales octubre de 2019: ¿la fecha en que se publica tiene algo que ver con la proximidad de la elección presidencial y el posible cambio de gobierno?

RG: Bueno, de elaboración deben ser más de cien meses… (Risas). Cuando dejamos el espacio que teníamos en la Secretaría de Cultura de la Nación, en julio de 2009, con varios compañeros nos planteamos que valía la pena hacer un registro de todo lo que se había hecho en el país; por un lado como registro en sí mismo, pero también para que quien quisiera pudiera tomar elementos para reproducirlo. A partir de ahí yo me puse a escribir algo, después lo dejé, etc. No es que haga 10 años que estoy escribiendo este libro, pero desde hace unos 4 años, cuando asumió el gobierno de Macri, escribirlo ya fue una necesidad, dado el destino que tuvieron los programas que habíamos puesto en práctica.

Según mis cálculos debía publicarse en un año; pero no es fácil escribir un libro, ni terminarlo. Y terminó saliendo ahora. Así que no, no tiene ninguna relación con lo electoral.

LN: Recordanos cuándo tuviste ese cargo en la Secretaría de Cultura de la Nación.

RG: Fui designado Director Nacional de Artes por Torcuato Di Tella el 1º de enero de 2004. Cuando lo echaron continué en el cargo −por recomendación del propio Torcuato− con José Nun todo el tiempo que él estuvo, hasta julio de 2009, cuando también él fue echado. O sea, cinco años y medio, durante los cuales pudimos plasmar y desarrollar bastante profundamente algunas ideas que teníamos.

LN: El título de tu libro pone en un plano de comparación las palabras “gestión” y “política” en relación a lo cultural. ¿Querés decir que lo cultural no es una cuestión administrativa sino una política, una visión integral del desarrollo cultural?

RG: Quizá sea una herencia que me quedó de Torcuato Di Tella… Tanto con él como con Nun aprendí muchísimo, además de haber tenido mucha libertad para trabajar y mucha empatía con los dos. Torcuato tenía un estilo bastante provocador, y digo “herencia” porque en este título está la idea de provocar al menos una discusión… 

En la política el lenguaje no es ingenuo, ni neutro; y en el terreno de la cultura mucho menos. En el libro hay planteos hechos desde lo teórico, y también me meto en el lenguaje. Creo que hablar de gestión o administración cultural plantea un enfoque supuestamente desideologizado, cuantitativo, empresarial, cosa que no es. Además supone que quienes deben trabajar en esta área son los que “saben”, subestimando la política. Por lo tanto, con el título planteo una advertencia sobre esto. 

En el plano del lenguaje a veces se plantean expresiones que adoptamos y terminan quedando instaladas y reproducimos sin darnos cuenta, como la “cultura universal” o la “música universal”, que en realidad jamás son “universales”, ya que en esas expresiones nunca se incluye por ejemplo a la música creada en África, ni en América, ni la música popular europea, ni la actual; está reducida a un período, en general el siglo XIX o anterior, de la música creada en Europa occidental…

 

LN: …para no hablar de las llamadas “industrias” culturales…

RG: Claro, ese es otro ejemplo. Algunos hasta causan gracia. Hace algunos años acá había llegado desde España el término de “curadores”. Primero eran los que colgaban los cuadros, pero después terminaron siendo más importantes que los artistas. Su tarea es valiosa, pero creo que el lenguaje esconce otras cosas. Hace unos años, en España y en Europa se dejó de hablar de curadores: ahora se habla de “comisario”, el comisario cultural que es el que vela por el cuidado de las obras. Ese término no llegó aquí por razones casi obvias, porque tendría otra connotación. Pero prueba que los términos nunca son ingenuos. Y en el libro se ven más ejemplos de eso.

LN: El tipo de proyectos que vos pusiste en práctica desde la Secretaría, y los que seguís impulsando ahora, ponen sobre el tapete el concepto −aparentemente básico y obvio− de cultura. ¿Qué entendés vos por cultura, el cual también es un terreno de disputa?

RG: Es absolutamente un terreno de disputa; la cultura y en particular las artes. Hay muchas definiciones, pero hay una que resume mi idea: la que concibe la cultura como una síntesis de las prácticas sociales. En todo, en la vida cotidiana, está la cultura. Incluidas desde ya las contradicciones que impregnan las prácticas sociales. 

Lo que pudimos plasmar en aquellos años parte de un momento que creo que fue una bisagra en nuestra historia: los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Esos hechos provocaron un retroceso de las clases dominantes, aunque luego se reagruparon y pudieron volver a avanzar en estos últimos años. No es casual que haya sido en ese momento cuando pudimos plasmar los programas de música en las fábricas, y teatro en las fábricas. En cambio en los ’90 −hoy parece absurdo− la misma Secretaría de Cultura impulsaba un programa de “Música en los countries”: los elencos artísticos estables de la SCN tocaban en Los Lagartos, un country de la zona de Pilar… Era aquéllo de “pizza con champán”, un producto de lo que pasaba en esos años en la sociedad. Fue la creatividad y la lucha del pueblo lo que generó experiencias como las de fábricas o empresas recuperadas por los trabajadores, donde desde el Estado −al menos desde una parte de él, y con todas sus contradicciones− se impulsaban actividades artísticas en esos establecimientos (fábricas o espacios de trabajo), reflejando un aval de la gente a los trabajadores; y para éstos no era lo mismo estar peleando solos contra el mundo que sentir ese apoyo…

LN: ¿Te referís a espectáculos llevados desde afuera a las fábricas, o a espectáculos hechos por los propios trabajadores?

RG: El objetivo que nos planteamos al crear esos programas era esto último. En una primera etapa llevamos conciertos y obras de teatro, para luego pasar a la segunda etapa; cosa que logramos con el teatro pero no con la música. Hicimos muchísimos conciertos, de música académica, de música popular, de artistas algunos conocidos y otros no, de elencos estables… Que el Ballet Folklórico Nacional, la Orquesta Juan de Dios Filiberto, la Orquesta Sinfónica Nacional, fueran a tocar a esos ámbitos, implicaba también un compromiso desde las estructuras del Estado, y también una intención de generar conciencia en los trabajadores artistas sobre aspectos claves: de dónde provienen sus propios salarios, a quién va dirigido su trabajo.

 

Ese proceso fue muy interesante, porque al inicio hubo cierta resistencia de algunos sectores. Pero el primer concierto que organizamos, que fue el de la Orquesta Sinfónica Nacional en la planta Renacer (ex-Aurora) de Ushuaia en 2004, fue impresionante, y eso provocó un quiebre en los mismos músicos; algunos de ellos veían esta idea con mucho entusiasmo, pero otros bastante menos… Vivir esa experiencia fue muy favorable para todos, para la gente de la fábrica, para la comunidad de Ushuaia, pero también para los músicos.

Al mismo tiempo mirábamos críticamente a algunas ex fábricas que se transformaban en centros culturales… Nosotros no pretendíamos eso, pero sí colaborar en la gestación de propuestas elaboradas por los propios trabajadores y sus familias. Eso lo logramos con una experiencia piloto de teatro en las afueras de la ciudad de Mendoza, que fue maravillosa. Allí convocamos a un referente muy importante del teatro popular, Ernesto “el Flaco” Suárez −un referente para todo el continente, no por casualidad prácticamente desconocido en Buenos Aires−, que trabaja con mucho dramatismo y a la vez con mucho humor (se tuvo que ir en el ’76 y recorrió varios países de América Latina −Perú, Ecuador− haciendo extraordinarias experiencias de teatro popular; y después relataba esa época bromeando: “me gané la beca Videla…”). Con él y otros compañeros, allá por el 2008, se hizo un trabajo en las afueras de la ciudad de Mendoza, primero de recopilación de la historia de una fábrica de ladrillos; con eso se hizo una obra de teatro que se puso en escena en la propia fábrica los domingos, donde los actores eran trabajadores, vecinos, estudiantes de teatro de la zona, con un guión elaborado por ellos y bajo la dirección del “Flaco” Suárez. Era conmovedor, todo el mundo terminaba llorando; tuvo un tremendo impacto. Esa experiencia está plasmada en el libro.

Nunca sostuvimos que las que llevábamos a la práctica eran ideas originales. Muchas veces uno toma ideas que están “flotando” en el ambiente. En realidad uno no sabe si no hay algún antecedente de las cosas que uno hace. Al programa de Orquestas Infantiles y Juveniles de Instrumentos Latinoamericanos, nosotros le pusimos el nombre de Andrés Chazarreta porque, además de ser un muy reconocido recopilador de la música popular, fue quien en la década del ’30 del siglo pasado creó la primera orquesta de arte nativo en Santiago del Estero. O sea que siempre hay algún antecedente si uno bucea un poco para rescatar esas cosas…

LN: Y finalmente, la perspectiva. ¿Tu libro sugiere alguna propuesta sobre qué política cultural desarrollar?

RG: Bueno, la propuesta de hecho está plasmada en la descripción de esos programas, incluso narrando las dificultades con las que nos encontramos. Se plantea una forma de trabajar, algunas ideas que pudieron plasmarse en realidades… Algunas de ellas aún subsisten, aunque desfinanciadas y en menor medida que lo que querríamos. Todo eso con una mirada muy volcada hacia lo social y hacia lo federal. 

Y sobre esto: una de las mayores trabas que hay en el área de Cultura de la Nación, más allá del bajo presupuesto que suele destinarse a esta área, es que la mayor parte de ese presupuesto se vuelca en la ciudad de Buenos Aires: acá es donde están la Biblioteca Nacional, el Teatro Nacional Cervantes, muchos museos nacionales; acá tienen su sede los elencos artísticos, y así sucesivamente. Nosotros planteamos que una parte importante debería volcarse a las provincias. Por eso hicimos pocas iniciativas en la ciudad de Buenos Aires. Pero también muchas veces sufrimos trabas burocráticas. 

Nosotros planteábamos la cultura mirada como proceso y no a través de “eventos”; con esa concepción se hicieron muchísimos recitales y conciertos en todo el país, y nosotros planteábamos que los músicos que participaban también fueran del interior; o sea que lo “federal” no fuera hacer un concierto en Formosa pero el músico viviera en Buenos Aires, sino músicos de la provincia. Eso generaba una erogación presupuestaria mayor por el traslado, problemas burocráticos en los contratos, etc., pero luchábamos contra eso. 

La misma situación se reproducía en las provincias, ya que las capitales provinciales están acostumbradas a generar esta misma relación respecto de los municipios… Es un engranaje muy difícil de destrabar.

 

LN: En medio de la tremenda crisis económica y social que padece el país, y especialmente desde el punto de vista presupuestario, ¿se pueden hacer cosas?

RG: En realidad, no se puede no hacer. El hacer es una obligación. Y, de hecho, siempre se hace… El compromiso, la creatividad de muchos animadores culturales, artistas, y del pueblo en general, hace que por un lado uno sienta que nuestra cultura popular no corre riesgo −a diferencia de lo que quizá suceda en los países llamados “centrales”−, ya que una cosa es lo que aparece en la TV y otra lo que sucede en la vida real. La música de raíz folklórica tiene larga vida. No veo riesgo en eso, salvo quizá las cosas −algunas de mucho valor y otras no tanto− que vienen con esta verdadera inundación de cosas que llegan de afuera. Yo creo que no se debe rechazar porque sí lo que venga de afuera, sino tener una mirada crítica sobre eso y tomar lo que valga la pena.

Entrevista a Sergio Vainroj, Músico y Veterano de Malvinas

El Himno inconcluso

 

¿Cuántas historias valiosas de lucha y de vida ─y de música─ tenemos junto a nosotros, o pasan a centímetros sin que las veamos? También las hay en el SAdeM. Como la de Sergio Vainroj, pianista, acordeonista, flautista, veterano de Malvinas y ejecutante de nuestro Himno Nacional en circunstancias tan inéditas como las que describió para La Nota. Como músico, Sergio es además autor del tango “Soldado bueno”, único homenaje tanguero que se conozca a los conscriptos de aquella gesta. Y como docente donó para nuestra Escuela Popular de Música un material didáctico elaborado sobre la experiencia que aquí relata.

 

LN: ¿Qué trabajos estás haciendo como músico? ¿Cómo llegaste al Sindicato de Músicos?

SV: Yo soy pianista. Ahora tengo 56 años. Estudié desde muy chico y empecé a actuar formalmente a los 14, en el ’77-’78… Mis padres no eran músicos, pero en mi casa se respiraba música, y a mí siempre me gustó la música.

En el Sindicato estoy desde el 2000-2001. Yo venía trabajando desde hacía años como músico solista; formé agrupaciones como pianista y también como acordeonista, pero fundamentalmente soy solista. Durante algunos años me dediqué a la música klezmer, una música de origen balcánico, una especie de fusión con contenidos culturales judíos y otros no. Y también soy docente en escuelas públicas de la provincia de Buenos Aires. En los ’80 trabajé en escuelas e instituciones de la colectividad judía, como docente y como músico, pero ahora hace ya 18 años que me desempeño en el nivel secundario.

La idea de afiliarme surgió por un amigo, yo ni sabía de la existencia de un sindicato de músicos; él me lo sugirió, y la verdad que me causó mucha satisfacción saber que estábamos representados. Y en estos días vine al SAdeM a tramitar mi jubilación. Porque yo, además de músico, soy veterano de Malvinas, soldado conscripto: me tocó combatir en Malvinas, y los veteranos tenemos la posibilidad de una jubilación anticipada; pero hay que reunir 20 años de aportes, y yo tengo 18. Por eso ahora estoy previniendo esa complicación… También tengo una carrera musical ─ya que actué como pianista en teatros, salas, etc.─ y quiero jubilarme como músico; y como muchas veces los músicos no exigimos a nuestros empleadores una constancia, o los empleadores no nos hacen los aportes porque consideran que la música no es un trabajo, resulta que me quedé sin esos aportes. A mí no me falta tanto, sólo dos años: podría trabajar dos años más y prescindir de esos aportes; pero la verdad creo que me corresponde que el ANSES reconozca esos años.

LN: ¿Y en el SAdeM encontraste el respaldo que esperabas?

SV: Sí, muchísimo. La verdad que estoy muy agradecido, porque el SAdeM me hizo una nota, muy linda y muy bien fundamentada, para presentar al ANSES. Así que estoy asombrado, agradecido, y veremos qué curso tiene… Si lo logro, lo consideraría no sólo una satisfacción personal, sino tambièn para todos los músicos. Moralmente nos corresponde, y legalmente sé que hay proyectos de ley para reconocer el trabajo musical. Lo pienso, incluso, a raíz de mi participación musical en Malvinas, un episodio único que me tocó vivir cuando fui prisionero de los ingleses. O sea que el logro tendrìa un valor no sólo individual, sino social.

LN: Según el video que me hiciste llegar, resulta que no sólo sos pianista y acordeonista, sino también flautista…

SV: Bueno, lo que pasa es que yo amo la música desde que nací, y como de chico mis padres no tenían recursos suficientes como para comprarme un piano, me compraron una flauta dulce. Ese fue mi primer instrumento, sacaba al toque cualquier canción. Y me la llevé cuando me convocaron al servicio militar y después a Malvinas, porque me acompañaba a todas partes… Antes de que los ingleses desembarcaran y empezara la guerra propiamente dicha, siempre que me pedían (o que se podía) yo tocaba algún tema en la flauta.

LN: Contanos cómo fue el episodio del piano y el himno nacional que tocaste estando prisionero…

SV: Cuando pasó toda la guerra y tras el alto el fuego se pactó la rendición, pasamos a estar a las órdenes de los ingleses. Nos hicieron caminar encolumnados hasta el aeropuerto a 3 kilómetros para dejar todo el armamento y volver esos 3 km hasta el puerto, donde estaban los buques que nos traerían de vuelta a la Argentina. Yo fui a parar al Canberra, un barco que era inglés pero no de guerra sino contratado a una empresa de turismo; tenía un montón de salones, confiterías, etc. Habían sacado todo lo que tenía que ver con turismo ─mesas, sillas─, pero en una de esas confiterías, donde nos alojaron el primer día, no habían podido sacar el piano. Nos hicieron sentar en ese gran salón. Éramos unos 300. Yo, desde chico, donde hay un piano me olvido de dónde estoy y quiero ir a tocar… Le di con el codo a mi amigo Carlos Sabin (más tarde fallecido en un accidente, en el 2003), le mostré el piano, y él me alentó a que fuera a tocar. Yo le dije que éramos prisioneros, que nos iban a matar. Pero él me alentó. Así que me acerqué al soldado ingés que estaba junto al piano y le dije “I play the piano”. “OK”, me dijo, y levantó la tapa del piano. Empecé a tocar: Bach, “Adiós nonino” de Piazzolla, “Let it be” de Los Beatles que los soldados ingleses empezaron a tararear…

En ese ambiente calefaccionado al que llegábamos después de días de soportar llovizna y temperaturas bajo cero, se creó un gran silencio… Hasta que Carlos Sabin me dijo “Sergio, tocá el himno”, y otros compañeros insistieron. Yo interpreté esa necesidad, ese sentimiento de identidad; era como decir “estamos prisioneros pero la peleamos hasta el final”. Y empecè con los acordes del Himno Nacional. Llegué a tocar una buena parte. Para los soldados ingleses era una música más, pero un oficial argentino dijo “Soldados, todos de pie!”, y todos se pararon. Fue una reacción instantánea. Los ingleses no entendían nada, pero se dieron cuenta de que pasaba algo: empezaron a pedir refuerzos, escuchábamos las botas corriendo por los pasillos, y empezaron a gritar “Sit down!. Sit down!”. El inglés que me había abierto el piano me revoleó y me empujó con la culata del fusil, y fui a caer sobre mis compañeros sentados en el piso. Todavía me acuerdo del ruido de las correderas de los fusiles y los soldados apuntándonos…

Durante muchos años yo no conté este episodio, porque a la vuelta al continente los militares nos obligaron a firmar un pacto de silencio: sólo se nos permitía hablar de la geografía de Malvinas, pero nada de la guerra… Costó muchos años hablar sobre Malvinas. Pero un día lo conté, y mi papá me sugirió escribirlo. Lo escribí y lo presenté, con el título “El Himno inconcluso”, en un certamen literario del Ejército sobre historias verídicas de guerra. Y obtuve el 2° premio.

Después de Malvinas, a nosotros la dictadura nos mal llamó “Los chicos de la guerra”, como aquella película de Bebe Kamin que es muy pobre, porque no refleja lo que fue esa guerra. Nosotros éramos chicos de edad ─teníamos 18 o 19 años─, pero lo guerra nos hizo hombres de un día al otro: bailar con la muerte todos los días, y ver morir a compañeros, fue dejar de ser “chicos”, y pasar a ser combatientes por la vida. La causa era muy justa porque se trataba de la soberanía nacional, y por todo el apoyo popular que hubo; pero no estuvo bien manejada. La causa de Malvinas la tenemos metida desde la infancia y desde muchas generaciones atrás, por razones territoriales y también históricas. Es un tema colonial. Pero esa guerra fue un invento de la dictadura para quedarse, porque ya se terminaba su “misión” en la Argentina, como en toda América Latina…

LN: Por eso tocar el Himno en esas circunstancias fue un gesto muy simbólico. Supongo que muchos de tus compañeros te lo habrán dicho después…

SV: Sí, me lo dijeron y me lo siguen diciendo. Y más cuando se supo quién había sido el que tocó el Himno, por ejemplo en una de nuestras reuniones de los viernes en el Centro de Veteranos de Guerra de Morón, al que pertenezco.

Media sanción a la Ley de Cupo Femenino en los escenarios

Un avance decisivo de las mujeres artistas y especialmente músicas hacia la equidad de género: la Cámara de Senadores dio su aprobación al proyecto de Ley de Cupo Femenino en los escenarios argentinos.

La Nota entrevistó brevemente a Nadiah Demarco, Secretaria de Género y Diversidad del SadeM.

 

¿La ley es de alcance nacional o con alcance sólo en la ciudad de Buenos Aires?

Quien la está debatiendo es el Congreso Nacional. Ahora ya tiene media sanción de Senadores y falta la media sanción de Diputados.

¿Qué fue lo que motivó la propuesta de crear esta ley? ¿ Ocurrían discriminaciones en los festivales?

Esta ley se propone porque la participación de las mujeres músicas en los escenarios es significativamente menor que la de los hombres. ¡Y no es que haya pocas mujeres músicas! Pero sucede que los organizadores no las programan, o no les permiten participar en los festivales. Por eso tomamos el tema desde el SadeM, que a través mío estuvo presente en la presentación de la ley en el Congreso y apoyó de diferentes maneras para que la ley recibiera esta media sanción.

¿Qué cambia en los escenarios con la aprobación de la ley? ¿Y qué significación te parece que tiene en toda la gran movida del movimineto de mujeres actualmente en marcha?

Con la aprobación de la ley ─es decir si recibe la media sanción que falta de Diputados─ los organizadores tendrán que programar un 30% de mujeres en los escenarios, ya sean solistas, agrupaciones mixtas o agrupaciones sólo de mujeres.

Es un avance muy importante para crear una sociedad musical más equitativa. Como solemos decir, podés estar de acuerdo o no con las leyes de cupo, pero estas leyes son discriminaciones positivas, ya que si bien al principio son obligaciones, luego de un tiempo de implementada se transformará en algo culturalmente correcto, que es como debería haber sido desde un principio.

 

Copenhague: Músicos freelance, seguridad social y modelo sindical

Entrevista a Ricardo Vernazza, secretario general del SAdeM

Los días 27 y 28 de mayo Ricardo Vernazza, secretario general del SadeM, participó en Copenhague ─capital de Dinamarca─ en la Conferencia Internacional de Freelance. Organizada por la Federación Internacional de Músicos (FIM), la Conferencia reunió a unos 150 delegados de sindicatos de músicos de más de 30 países para debatir la situación actual los músicos de este sector específico.


RV:
 En la Argentina esos músicos vendrían a ser los mal llamados “músicos independientes” o “autogestionados”. Aunque desde el punto de vista de la normativa impositiva en la Argentina esa categoría no existe: o sos músico patrón porque te auto-producís, o sos músico-empleado porque dependés de tu cachet.

La Nota: Que se realice una conferencia internacional sobre el tema significa que hay muchos músicos en esa condición…

RV: Hace mucho tiempo que la FIM viene expresando su preocupación con esto, principalmente porque ya muchos países han avanzado sobre esta normativa y hay muchos músicos a los que ya se considera autónomos. Y esto es parte de una ofensiva general en la que se empieza a considerar “autónomos” a todos los trabajadores. Y aparecen posiciones como la de Polonia, donde ya prácticamente el 80 por ciento de los trabajadores son considerados “independientes”. Es decir, hay un avance generalizado sobre los derechos laborales, y la forma de hacerlo es ponerlos bajo la figura de “autónomos”.

En un principio, a los sindicatos europeos esta perspectiva les pareció interesante; lo de ser “independientes” a los músicos les gustó… Pero después se encontraron con que cuando el sindicato negociaba salarios o establecía un salario mínimo, los comisariados de la Comunidad Europea empezaron a castigar a los sindicatos por “cartelización”, aplicándoles la ley de monopolio… Esto pasó primero en Israel; después hubo una sentencia en Irlanda porque los músicos, los locutores, los bailarines etc. empezaron a ponerse de acuerdo en establecer un salario mínimo, y un tribunal sentenció a los sindicatos de ejercer un monopolio. Y esto asustó a los sindicatos, que temen que un día les llegue la carta-documento demandándolos por cartelización, con la consiguiente multa, pudiendo llegar hasta la pérdida de la personería… Y en consecuencia esos trabajadores están cada vez más lejos de sus derechos y del sistema de seguridad social, y con más dificultades para exigir un salario.

En una de las reuniones yo manifesté mi preocupación porque sindicatos muy poderosos, como el de Gran Bretaña, han terminado cediendo en cuestiones fundamentales, aceptando considerar freelance a músicos que desde el punto de vista legal son trabajadores en relación de dependencia.

LN: ¿Qué derechos se están perdiendo en consecuencia?

RV: Bueno, todos, desde el acceso a la seguridad social, hasta los que tienen que ver con el salario, la jornada de trabajo: no tienen salario mínimo, ni jornada máxima… Son trabajadores “independientes” a los que el empleador, que tiene mucho más poder, les impone trabajar jornadas eternas y con salarios miserables. Una verdadera simulación para esconder una relación de dependencia y apropiarse de sus derechos laborales y “delegarles” sus responsabilidades impositivas, civiles y penales.

LN: ¿Y ahora que se empiezan a comprobar estos efectos, qué movimientos se están dando?

RV: Bueno, por eso nos juntamos. Las conclusiones plantean un pedido a la Comunidad Europea de eliminar de las normativas sobre los músicos las denuncias de “cartelización”. El reclamo a los países africanos para permitir la creación de sindicatos de músicos.  Y también hay un interés, aunque desigual, de los sindicatos por atraer a los músicos “independientes” para que se afilien, para que puedan tener asesoramiento, etc. Y el especial compromiso de los sindicatos que poseemos normativa adecuada para defender a estos compañeros, de no regalar ningún derecho.


La experiencia del SAdeM en la Argentina

RV: La verdadera “bomba atómica” en la Conferencia se produjo cuando planteamos el tema Cromañón. Porque cuando hablamos de los derechos que se pierden se suele hablar del salario y la seguridad social, pero nosotros cuando sucedió lo de Cromañón en el 2005 vimos aparecer efectos mucho más graves, por ejemplo que los empleadores vuelcan sobre el trabajador sus responsabilidades civiles y penales. Claro, ahí todos se miraron entre sí, porque nadie había pensado en esas implicancias. Algunos, los ingleses por ejemplo, dijeron que ellos daban una especie de seguro por si los músicos tenían que afrontar alguna cuestión civil; ese es un relativo respaldo económico, pero no termina lo penal. Otros dijeron que ellos suben a sus páginas indicaciones sobre las condiciones que tienen que tener los lugares de trabajo, etc.; pero eso también es poner sobre la cabeza del músico la responsabilidad de controlar esas condiciones, cuando en realidad eso es una responsabilidad del Estado…

LN: En definitiva, ¿qué trajiste de Copenhague?

RV: Por un lado mi preocupación por el hecho de que sindicatos importantes permitan que el empleador considere freelance, por ejemplo, al sustituto (cambio) de un músico en la orquesta sinfónica del Estado, cuando allí te dan la partitura que tenés que tocar, establecen los horarios de ensayo y la fecha del concierto, y arrancan cuando baja la batuta del director… ¿Dónde está ahí lo “independiente”?

Estas concesiones no aparecen abiertamente. El problema es que hay un amplio abanico, que va desde los sindicatos africanos, que empezaron considerando independientes a todos los músicos, cuya consecuencia es que hoy no pueden crear sindicatos porque primero tienen que hacer reconocer que se trata de trabajadores en relación de dependencia, a la realidad francesa, donde ellos califican al músico como un trabajador “intermitente”, es decir eventual como lo reconoce la normativa argentina, que admite que el músico por lo general trabaja “salteado” y lo considera autónomo sólo cuando corre con el riesgo económico del evento, es decir cuando es productor, y por lo tanto su condición de producir está por encima de su condición como ejecutante musical.

Por el otro lado, la iniciativa que mencioné, de hacer ese reclamo ante las autoridades europeas, que son las que más controlan las normas relativas al monopolio, aunque en realidad es un reclamo ante las autoridades de todo el mundo. Y también el pedido a los países africanos de que permitan a los músicos freelance organizar sus sindicatos. Y lo mismo a Estados Unidos. Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que hay sindicatos a los que esto no les interesa, o que argumentan que a los músicos independientes no les interesa participar en los sindicatos (un delegado llegó a plantear que intentarlo equivale a querer bañar a un gato…).

Y una cosa buena también es que el debate resaltó las diferencias en lo relativo a la seguridad social y al modelo sindical.

“Una Ley que proteja pero también que asegure la libertad del artista”

Entrevista al Compañero Javier “Pato” Rearte desde Tucumán y con aporte de todo el equipo de nuestra querida delegación del “Jardín de la República”

 

LA NOTA- ¿Cómo fue en Tucumán la elaboración del proyecto de ley de
Reglamentación del Trabajo del Ejecutante Musical? ¿Qué participación buscaron
de los músicos de la provincia? ¿En qué aspectos les sirvió como referencia la ley
de Tierra del Fuego?
Pato: Al proyecto de ley lo fuimos elaborando en asambleas, comenzamos a hacer
territorio en distintos sectores de la provincia llegando hasta la zona de los valles
calchaquíes, con la idea de buscar información sobre la problemática de los músicos. A
partir de ahí fuimos sintetizando todo eso para ir elaborando el proyecto. Tomamos como
modelo la Ley nacional, y también nos sirvió la ley lograda en Tierra del Fuego, como
“modelo” para integrar ahí la problemática propia de la provincia.
También colaboró con esto la “Negra” (María Laura Vigliecca, secretaria de Organización
del SadeM nacional), que vino a Tucumán en varias oportunidades.
Así, reunión por reunión, se fue armando y corrigiendo, y se fueron resumiendo las
problemáticas parecidas de distintos lugares.

LA NOTA- ¿En qué punto está el trámite legislativo?
Pato: Una vez terminado de redactar, presentamos el proyecto ante la secretaría de
Cultura de la Legislatura. Pero la “durmieron” durante bastante tiempo, así que hace un
par de meses la volvimos a presentar, ahora a través del presidente subrogante de la
Legislatura. Y entonces ya ingresó con el compromiso de él de darle “estado
parlamentario”. La semana próxima vamos a tener una reunión para ver cómo seguimos
articulando para que el proyecto avance dentro de la Legislatura.

LA NOTA- ¿Qué importancia tiene en ésto la federalización del SAdeM? Qué
medidas de organización y movilización llevaron a cabo?
Pato: Lograr la federalización del SadeM sería muy importante, ya que así todo este
movimiento dejaría de ser el caso aislado de una sola provincia, y el reclamo tomaría más
fuerza. A medida que este tipo de movida se vaya armando en todas las provincias, toda
nuestra información se iría masificando, que es justamente lo que más nos cuesta. Y eso
haría mucho más fácil articular con los músicos de todo el país.
Somos concientes de que no es fácil modificar la conciencia de los músicos después de
tantos años de estar trabajando en la forma precarizada en que lo hacemos. La
federalización nos permitiría a todas las provincias hablar de lo mismo…
Tomamos algunas iniciativas, por ejemplo levantamos firmas para visibilizar lo de la ley.
Abordábamos lugares públicos en distintas partes de la provincia, levantando firmas y
charlando con los músicos de la zona, y también con la gente común, que nos apoyaba
con su firma acompañando este proyecto.

LA NOTA- Hicieron alguna otra iniciativa en relación a los músicos “callejeros”
¿Qué importancia tuvo para eso la ordenanza lograda en Pinamar?
Pato: Con respecto a los músicos callejeros, estamos trabajando con ellos desde
diciembre, cuando también empezaron a tener problemas en Tucumán. A ellos y a otros
artistas callejeros los echaron de algunos sectores públicos… Empezamos tomando una
de las peatonales más importantes del centro de la capital, visibilizando la problemática

ante el público. Y también para esto levantamos firmas: la gente firmaba en apoyo a los
artistas callejeros.
En esto tomamos como antecedente la Ordenanza lograda en Pinamar y tratar de
conseguir una parecida en Tucumán. Justo se dio el período de vacaciones en la
administración pública, así que el tema se debilitó temporalmente, pero ya estamos
volviendo a retomarlo.

LA NOTA- Qué significa en concreto para los trabajadores músicos "dignificar" su
profesión?
Pato: Creo que, como para cualquier trabajador, dignificar nuestro trabajo es la base para
sentirnos libres, y en nuestro caso que el artista sea libre para poder expresarse. Regular
la actividad sería fundamental para que el músico y cualquier artista tenga esa libertad, y
no ser esclavos o explotados, que es como muchos consideran al trabajador.

SADeM Tucumán

Delegados Provinciales

Julián Morel

Mauricio Suárez

Javier Rearte

Valeria Albarracín Andrés

Herrera Diego Lizárraga

Si una Mujer dice NO, es NO !!! #MiraComoNosPonemos

Mirá como nos ponemos en el SADEM! ¡NO ES NO!

La cruda denuncia de violación de la actriz Thelma Fardín en el lugar de trabajo, la necesidad de que 400 compañeras actrices tuvieran que acompañarla para vulnerar el blindaje patronal al violador, es un paso más contra la violencia de género. También pone sobre la mesa las condiciones de trabajo de menores artistas.

Ninguna de estas cuestiones nos sorprende hoy en el SADEM, estamos preparados para recibir denuncias y acompañar a las víctimas de cualquiera de las formas de violencia contra la mujer o niños.

Vimos el problema de los abusos en el trabajo e iniciamos hace tres años la campaña permanente del ¡NO ES NO! orientada a lasvíctimas y victimarios. La intensa actividad nos llevó a que, en el nuevo consejo directivo que asumió en Setiembre de 2018, creáramos la Secretaría de Género y Diversidad para que centralice las actividades de atención a las compañeras y la coordinación de la lucha con otros colectivos y creamos espacios de debate como “MUJERES EN LA MÚSICA, UN ESPACIO PARA CONSTRUIR ENTRE TODES”. Asumimos la responsabilidad de luchar por la equidad en cada sector de la profesión, en ese sentido apoyamos el proyecto de ley de espacios para las mujeres en los festivales, en cada proyecto de normativa nacional, provincial o municipal avanzamos hacia la equidad de contratación y condiciones laborales y nos comprometimos en el Taller de Mujeres de Uruguay del Grupo Regional de Sindicatos de Músicos de FIM en trabajar para alcanzar la mitad de mujeres empadronadas y la integración del 50 % del Consejo Directivo por mujeres.

 

Nuestra lucha por las condiciones de trabajo de menores músicos tiene ya una larga historia. Desde aquel año 2000 donde detectamos el trabajo de los menores del Coro de Niños del Teatro Colón en condiciones ilegales en el video del fin de siglo, que desembocó en las denuncias de las condiciones que ese mismo coro tenía y tiene en el propio Teatro Colón, nos llevó a un largo proceso judicial que luego de diez años nos dio la razón pero no consiguió que el Teatro Colón modificara las condiciones en las que hoy trabaja el coro, también generó la normativa específica para que los niños contratados en la

 

actividad privada estén protegidos, la creación de una oficina especial en la Secretaría de Trabajo, oficina que el Gobierno de la Ciudad disolvió por una denuncia de SADEM por la participación de niños en el show de Roger Waters. Toda esta lucha no alcanzó TODAVÍA para que el estado cumpla con sus obligaciones con el trabajo de menores pero sirvió para crear la normativa que protege hoy a los trabajadores menores en la actividad privada.

El SADEM pelea por tus derechos y hace años viene trabajando en esta problemática que se profundiza. Tenemos la experiencia y los medios para escucharte y llevar tu denuncia de la mejor forma, sabemos lo que te está pasando…

¡DENUNCIÁ! ¡AYUDÁ A TU COMPAÑERA A DENUNCIAR LO QUE LE ESTÁ PASANDO! TERMINAR CON LOS ABUSOS EN EL LUGAR DE TRABAJO, EN EL SENO FAMILIAR O EN LA CALLE ES COSA DE TODOS. TE ESPERAMOS EN EL SADEM, O DENUNCIÁ EN LAS LINEAS 144 ASISTENCIA Y PREVENCIÓN DE VIOLENCIA DE GÉNERO, 137 ATENCION A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA FAMILIAR, O AL 0800-222-1717, ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL INFANTIL. AYUDANOS A DIFUNDIR ESTE MENSAJE!!! MIRA COMO NOS PONEMOS!

#NoEsNo

#MiraComoNosPonemos

SIN FEMINISMO NO HAY JUSTICIA SOCIAL !

Este 25 de noviembre se conmemora el día internacional de la NO VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES. Esta fecha recuerda el hecho nefasto en el que las hermanas Mirabal fueron asesinadas por su militancia y compromiso.
En la actualidad las mujeres seguimos siendo víctimas de un sistema patriarcal machista, que nos pone en situación de desventaja con respecto a los hombres. Dicha situación se reproduce en lo cotidiano, en lo laboral, en lo económico, sindical y político.
La violencia institucional contra las mujeres se ve reflejada en el recorte del presupuesto 2019 para las políticas de género, la demora en los juicios por casos de femicidio, las editoriales y el sistema judicial que nos revictimiza, la falta de cumplimiento de leyes como la ILE, y la falta de una educación sexual integral que repercute directamente en el incremento de embarazos adolescentes, ponen de manifiesto la decisión política de los estados de desatender las demandas de los movimientos de mujeres, perpetuando así las situaciones de violencia.


A diario tomamos conocimiento de asesinatos de nuestras hermanas, casos de trata de personas y en la falta de investigación seria que lamentablemente en todos estos casos es moneda corriente.
Además, existe una fuerte persecución a compañeras que representan los intereses de sectores populares históricamente postergados. Milagro Sala, es un claro ejemplo de ello. Doblemente castigada por ser originaria y mujer, encarcelada por la justicia cómplice de los Gobiernos Provinciales y el Gobierno Nacional que desoyen totalmente los pedidos de la CIDH.
El hambre, la desocupación, los recortes en salud y educación son el resultado de una política neoliberal y machista.
Por eso nuestro compromiso es mayor, repudiamos la política del horror, exigimos la libertad de Milagro Sala, basta de gatillo fácil, cupo laboral trans ya, basta de lesbotransfemicidios.

#NiUnaMenos

#VivasyLibresNosQueremos 

#SademGeneroyDiversidad 

 

UN PROYECTO NACIONAL, DEMOCRÁTICO, INCLUSIVO Y FEDERAL

Asamblea soberana, plenario nacional de delegados,  plan de lucha, choripán, música y…  

 

Con un discurso plagado de lugares comunes, este  “grupete  disfrazado de clasista ” intenta  desviar el eje de la discusión, simplemente porque no pueden sostenerla. Es penoso ver escenas de marcada violencia y repudiable xenofobia  que solo traducen la impotencia de aquéllos a quienes la realidad los pasa por arriba.

La mejor respuesta  a la infinita cantidad de improperios con que agredieron a los compañeros que con tremendo esfuerzo han venido desde todas las seccionales para participar en la Asamblea Nacional, es la foto. La foto de un escenario en el que, por primera vez en la historia del gremio, confluyen músicos de 7 provincias, jóvenes, compañeros de pueblos originarios, y mujeres empoderadas y decididas a transformar el sindicato  en la herramienta para pelear por nuestros  derechos como trabajadores de la cultura y desde una perspectiva de género.

El problema es que no ven la realidad.  A estos muchachos les cuesta mucho conectarse con la realidad. Viven en un relato que sostienen a base de campañas mediáticas y un discurso de barricada vociferado desde Barrio Norte. Confunden el enemigo y retrasan la construcción de la única herramienta que tenemos los trabajadores para luchar por nuestros derechos, el sindicato federal.

De nada sirve responder a las mentiras, calumnias, faltas de respeto, agresiones que con marcada soberbia sólo muestra su congruencia con el verdadero enemigo: Macri, sus políticas de ajuste y la represión que desató sobre los trabajadores de la cultura.

Nuestro Plan de Acción discutido con compañeros de todo el país en Plenarios Nacionales, aprobado en Asambleas Generales y refrendado por la elección del año pasado, tiene tres grandes ejes programáticos: la federalización del SAdeM, la nacionalización de la Caja de Salarios y la Obra Social, la democratización de la estructura con un modelo de construcción que nace en el territorio. La única manera de luchar contra la derecha que hoy gobierna y avanza sobre los derechos de los trabajadores, con la complicidad de las burocracias sindicales de siempre y los grupos funcionales disfrazados de clasistas, es democratizar y fortalecer la estructura nutriéndola de compañerxs capaces de dar batalla en cada rincón del país.

Hace un año los músicos de 7 seccionales acompañaron con su voto este proyecto que  nos comprometimos a llevar adelante y profundizar. En tan solo un año abrimos la caja de Salarios en Tierra del Fuego, abrimos la Secretaría de Género y Diversidad, presentamos proyectos de leyes provinciales y ordenanzas municipales por la equidad y por la protección del arte callejero, e iniciamos un camino de integración regional que no sólo nos permita a los músicos de Latinoamérica discutir la participación en los altos porcentajes del PBI que reporta la industria cultural en el continente,sino que  además ponga en agenda la participación de la mujer y todo el colectivo LGTBIQ en las estructuras sindicales para la lucha de nuestros derechos laborales, que incluya la problemática de los pueblos originarios y la preservación de nuestra identidad cultural a partir de la protección a los artistas.

Por supuesto que queremos dar la discusión y enriquecer el proyecto con diversas miradas, pero de ninguna manera vamos a permitir que la voz soberana de los trabajadores sea ninguneada a base de mentiras y descalificaciones por el color de la piel. La vieja “burocracia sindical” fue desplazada por una treintena de compañeros que desde el escenario mostraron el abanico de colores y culturas que hoy integra la conducción del SAdeM. La violencia de unos pocos fue contrarrestada por cientos de “cabezas negras” que levantaron la mano a favor de un plan de acción que los incluye, pues juntos lo diseñamos.

Compañeros músicos de todas las provincias apropiándose de la herramienta: tal vez eso es lo que les molesta. El direccionamiento de los recursos hacia la construcción nacional es voluntad política de esta conducción y lo vamos a sostener porque estamos convencidos de que ese es el único camino y ese compromiso asumimos con los trabajadores. Intentar romper con 15 “sacados” que sólo gritaban, agredían y no dejaban hablar, constituye un ataque directo al proceso de construcción participativo, y se asemeja mucho al pensamiento y las prácticas del Gobierno Nacional. Menospreciar la calidad de los músicos que acompañaron la asamblea  habla de su infinito desconocimiento respecto de la cantidad de artistas increíbles que la reman en cada rincón de la patria sin ninguna estructura que los contenga y les garantice la pelea por su reconocimiento.

Reivindicamos el choripán como un símbolo de clase, que nos muestra el desprecio que tienen por los trabajadores. El circo se lo dejamos a ellos, que ni siquiera pueden sostener lo que ellos mismos publican, denunciando censura desde el  micrófono del escenario (!!!). Nosotros, los según ellos, “negros choripaneros de aparato”, seguiremos compartiendo el “Chori” por convicción, por compromiso, por pertenencia de clase, porque es parte de nuestra esencia, porque nos gusta.

CONSEJO DIRECTIVO NACIONAL

SECCIONALES  MISIONES, TIERRA DEL FUEGO, JUJUY, CÓRDOBA, TUCUMÁN, CHUBUT, SANTIAGO DEL ESTERO.

 

 

 

 

Nuestro proyecto de federalización ya ha tomado cuerpo

Alberto Giaimo, presidente del SAdeM

“Nuestro proyecto de federalización ya ha tomado cuerpo”

 

LN: El 15 de noviembre tendremos la Asamblea Ordinaria del SadeM…

AG: Así es. Allí presentaremos el balance de nuestra actividad en 2016 y 2017. Incluso a pesar de los inconvenientes, ya que el Ministerio de Trabajo no nos proporciona ─hasta el día de hoy─ las planillas oficiales necesarias. De todas maneras nosotros lo vamos a presentar, porque es un deber para con los afiliados, tanto hacia los que nos acompañan como hacia los que son oposición a esta conducción.

LN: En estos dos años hemos perseguido un gran objetivo que es el de ampliar el Sindicato a escala nacional, es decir la federalización del SAdeM. ¿Qué pasos se dieron en ese sentido?

AG: Se han dado pasos muy importantes, y se verán la semana que viene cuando lleguen nuestros compañeros de Tierra del Fuego y Jujuy,  los de Tucumán, Misiones, Córdoba Chubut… Es decir, nuestro proyecto de federalización ya ha tomado cuerpo. Y tendremos el 3° plenario de delegados seccionales.

También es un hito en esto la ordenanza municipal que junto con los músicos y artistas callejeros conseguimos en Pinamar, que establece que la música callejera no es delito sino trabajo. Esto tiene mayor importancia todavía al haber sido unánime el voto de todos los concejales, incluso derrotando el veto que interpuso el intendente. Esto tiene mucha importancia: no hay ninguna ciudad importante en el mundo donde no haya músicos y artistas de todo tipo en la calle. Lo digo por experiencia propia: yo me he llevado grandes sorpresas, en Moscú, en París, donde he visto músicos de gran calidad…

 

LN: ¿Y en cuanto a temas muy sentidos por los músicos, como son la cobertura social, la jubilación..?

AG: Estamos logrando revertir las dificultades que teníamos con la Obra Social. Tenemos trabajando para poder nuevamente  afiliar a nuestra OSdeM a compañeros que trabajan de manera eventual…

Y cuento esto con mucho orgullo: cuando me fui a jubilar yo tenía 21 años de servicio en la Orquesta del Tango de Buenos Aires. Pero además tenía todos los discos que yo grabé en mi vida, que son muchos. “No le alcanzan los años de servicio”, me dijo la chica. Entonces yo saqué los discos míos: “¿Esto es trabajo?”, le pregunté. “Sí, por supuesto”, me contestó. “Bueno, dije, la culpa no es nuestra si el gobierno no obliga a las empresas a pagar lo que debían haber pagado, con los porcentajes que nos correspondían”. La chica me dijo: “Tiene razón”. Y al rato me dijo: “¿Dónde quiere cobrar la jubilación? Porque tiene 41 años de servicio”.

Además, el hecho establece el reconocimiento de que los músicos somos profesionales desde el día que nos afiliamos a nuestro Sindicato, aún cuando no tengamos las contribuciones de los empresarios. Esto ha sido un avance muy grande, especialmente para los más jóvenes, ya que no se legisla para atrás.

Para nosotros es muy importante la Asamblea que viene. Ya hemos solicitado a cada una de las seccionales qué es lo que les parece agregar al Plan de Acción que hemos preparado para 2019.

LN: Cerrando nuevamente con el objetivo de la federalización, ¿qué es lo que necesitamos con mayor urgencia lograr en este tema?

AG: Lo más urgente que los músicos necesitan es la Obra Social. Y para esto ya hay proyectos de ley presentados en Tucumán y otras provincias. Y una vez que tengamos en nuestras manos la herramienta podremos avanzar en la apertura de la Obra Social. Ya tenemos casi todo listo: lo que falta no es voluntad nuestra, sino del Estado.