Copenhague: Músicos freelance, seguridad social y modelo sindical

Entrevista a Ricardo Vernazza, secretario general del SAdeM

Los días 27 y 28 de mayo Ricardo Vernazza, secretario general del SadeM, participó en Copenhague ─capital de Dinamarca─ en la Conferencia Internacional de Freelance. Organizada por la Federación Internacional de Músicos (FIM), la Conferencia reunió a unos 150 delegados de sindicatos de músicos de más de 30 países para debatir la situación actual los músicos de este sector específico.


RV:
 En la Argentina esos músicos vendrían a ser los mal llamados “músicos independientes” o “autogestionados”. Aunque desde el punto de vista de la normativa impositiva en la Argentina esa categoría no existe: o sos músico patrón porque te auto-producís, o sos músico-empleado porque dependés de tu cachet.

La Nota: Que se realice una conferencia internacional sobre el tema significa que hay muchos músicos en esa condición…

RV: Hace mucho tiempo que la FIM viene expresando su preocupación con esto, principalmente porque ya muchos países han avanzado sobre esta normativa y hay muchos músicos a los que ya se considera autónomos. Y esto es parte de una ofensiva general en la que se empieza a considerar “autónomos” a todos los trabajadores. Y aparecen posiciones como la de Polonia, donde ya prácticamente el 80 por ciento de los trabajadores son considerados “independientes”. Es decir, hay un avance generalizado sobre los derechos laborales, y la forma de hacerlo es ponerlos bajo la figura de “autónomos”.

En un principio, a los sindicatos europeos esta perspectiva les pareció interesante; lo de ser “independientes” a los músicos les gustó… Pero después se encontraron con que cuando el sindicato negociaba salarios o establecía un salario mínimo, los comisariados de la Comunidad Europea empezaron a castigar a los sindicatos por “cartelización”, aplicándoles la ley de monopolio… Esto pasó primero en Israel; después hubo una sentencia en Irlanda porque los músicos, los locutores, los bailarines etc. empezaron a ponerse de acuerdo en establecer un salario mínimo, y un tribunal sentenció a los sindicatos de ejercer un monopolio. Y esto asustó a los sindicatos, que temen que un día les llegue la carta-documento demandándolos por cartelización, con la consiguiente multa, pudiendo llegar hasta la pérdida de la personería… Y en consecuencia esos trabajadores están cada vez más lejos de sus derechos y del sistema de seguridad social, y con más dificultades para exigir un salario.

En una de las reuniones yo manifesté mi preocupación porque sindicatos muy poderosos, como el de Gran Bretaña, han terminado cediendo en cuestiones fundamentales, aceptando considerar freelance a músicos que desde el punto de vista legal son trabajadores en relación de dependencia.

LN: ¿Qué derechos se están perdiendo en consecuencia?

RV: Bueno, todos, desde el acceso a la seguridad social, hasta los que tienen que ver con el salario, la jornada de trabajo: no tienen salario mínimo, ni jornada máxima… Son trabajadores “independientes” a los que el empleador, que tiene mucho más poder, les impone trabajar jornadas eternas y con salarios miserables. Una verdadera simulación para esconder una relación de dependencia y apropiarse de sus derechos laborales y “delegarles” sus responsabilidades impositivas, civiles y penales.

LN: ¿Y ahora que se empiezan a comprobar estos efectos, qué movimientos se están dando?

RV: Bueno, por eso nos juntamos. Las conclusiones plantean un pedido a la Comunidad Europea de eliminar de las normativas sobre los músicos las denuncias de “cartelización”. El reclamo a los países africanos para permitir la creación de sindicatos de músicos.  Y también hay un interés, aunque desigual, de los sindicatos por atraer a los músicos “independientes” para que se afilien, para que puedan tener asesoramiento, etc. Y el especial compromiso de los sindicatos que poseemos normativa adecuada para defender a estos compañeros, de no regalar ningún derecho.


La experiencia del SAdeM en la Argentina

RV: La verdadera “bomba atómica” en la Conferencia se produjo cuando planteamos el tema Cromañón. Porque cuando hablamos de los derechos que se pierden se suele hablar del salario y la seguridad social, pero nosotros cuando sucedió lo de Cromañón en el 2005 vimos aparecer efectos mucho más graves, por ejemplo que los empleadores vuelcan sobre el trabajador sus responsabilidades civiles y penales. Claro, ahí todos se miraron entre sí, porque nadie había pensado en esas implicancias. Algunos, los ingleses por ejemplo, dijeron que ellos daban una especie de seguro por si los músicos tenían que afrontar alguna cuestión civil; ese es un relativo respaldo económico, pero no termina lo penal. Otros dijeron que ellos suben a sus páginas indicaciones sobre las condiciones que tienen que tener los lugares de trabajo, etc.; pero eso también es poner sobre la cabeza del músico la responsabilidad de controlar esas condiciones, cuando en realidad eso es una responsabilidad del Estado…

LN: En definitiva, ¿qué trajiste de Copenhague?

RV: Por un lado mi preocupación por el hecho de que sindicatos importantes permitan que el empleador considere freelance, por ejemplo, al sustituto (cambio) de un músico en la orquesta sinfónica del Estado, cuando allí te dan la partitura que tenés que tocar, establecen los horarios de ensayo y la fecha del concierto, y arrancan cuando baja la batuta del director… ¿Dónde está ahí lo “independiente”?

Estas concesiones no aparecen abiertamente. El problema es que hay un amplio abanico, que va desde los sindicatos africanos, que empezaron considerando independientes a todos los músicos, cuya consecuencia es que hoy no pueden crear sindicatos porque primero tienen que hacer reconocer que se trata de trabajadores en relación de dependencia, a la realidad francesa, donde ellos califican al músico como un trabajador “intermitente”, es decir eventual como lo reconoce la normativa argentina, que admite que el músico por lo general trabaja “salteado” y lo considera autónomo sólo cuando corre con el riesgo económico del evento, es decir cuando es productor, y por lo tanto su condición de producir está por encima de su condición como ejecutante musical.

Por el otro lado, la iniciativa que mencioné, de hacer ese reclamo ante las autoridades europeas, que son las que más controlan las normas relativas al monopolio, aunque en realidad es un reclamo ante las autoridades de todo el mundo. Y también el pedido a los países africanos de que permitan a los músicos freelance organizar sus sindicatos. Y lo mismo a Estados Unidos. Al mismo tiempo hay que tener en cuenta que hay sindicatos a los que esto no les interesa, o que argumentan que a los músicos independientes no les interesa participar en los sindicatos (un delegado llegó a plantear que intentarlo equivale a querer bañar a un gato…).

Y una cosa buena también es que el debate resaltó las diferencias en lo relativo a la seguridad social y al modelo sindical.