Entrevista a nuestro Secretario General, balance anual y lo que vendrá….

Ricardo Vernazza, Secretario General del SAdeM

El pasado 12 de diciembre tuvimos nuestras asambleas Ordinaria y Extraordinaria. En la Ordinaria, los compañeros han aprobado en forma unánime la Memoria y Balance y el Plan de Acción. Fue otra asamblea con una participación federal muy importante, con casi 270 compañeros de distintos lugares del país y votaron, lo que le dio un impulso grande a nuestro objetivo de la federalización.
Entre todas las delegaciones hubo una sola junta promotora, la de La Plata, que se sumó este año. El resto tiene ya autoridades propias, y algunas incluso ya tienen un representante sentado en el Consejo Directivo del SAdeM, como Chubut, Córdoba y Tierra del Fuego.
Precisamente unos días antes habíamos inaugurado la sede del SAdeM y de la Obra Social en Ushuaia, un paso importantísimo en el camino de la federalización.
El Plan de Acción configura las actividades que el SAdeM se propone para el año que se inicia. Normalmente venimos planteando los mismos ejes. Uno central es justamente el de la federalización.
Otro es el tema de la equidad en el trabajo, especialmente en el caso de las mujeres; este año fue bastante productivo, porque apoyamos la Ley de Cupo
Femenino y eso se aprobó, y hemos trabajado fuertemente en el tema de la mujer.
Otro aspecto es el de la inclusión del músico en la Seguridad Social. En esto, hay que decirlo, hemos tenido un nuevo fracaso bajo el gobierno de Macri; estuvimos varios meses hablando con el secretario de Seguridad Social, pero finalmente lo echaron y perdimos todo ese trabajo, lo que nos impone seguir trabajando en ese sentido. Yo siempre soy optimista, cualquiera sea el gobierno; este es un gobierno nacional y popular, así que me imagino que tendremos las puertas abiertas. De todos modos hay que tener en cuenta que la reglamentación de la Ley del Músico la habíamos conseguido siendo Alberto Fernández jefe de Gabinete, y después igual la perdimos…
Y también seguimos en la lucha por la extensión territorial del SAdeM a todo el país y por los Convenios Colectivos de Trabajo. Lo primero incluye llevar la Obra Social a los músicos de todo el país, y en esto arrancamos ahora en diciembre con Tierra del Fuego, sumándola a las provincias donde ya estamos como Santa Fe y Córdoba.
En cuanto a las paritarias tenemos que ver cómo vienen las de 2019. El gobierno nacional está planteando aumentos por decreto, pero hay que ver la letra chica de esos decretos; el sueldo de los músicos por lo general están por encima de los del resto de los trabajadores, de modo que cualquier aumento por decreto que en promedio sea importante será menor que el conjunto… Pero hay que esperar a ver los decretos, y mientras tanto ya hemos cerrado las paritarias de este año: Teatro, Hoteles y Pubs que están en un 40%. La de Televisión este año tardamos muchísimo en cerrarla debido a los conflictos, junto con el resto de los trabajadores de TV, por la falta de paritarias: hicimos paro, movilizaciones y demás, y finalmente cerramos también en un 40% para el 2019.
Nos queda por ver la de 2020, pero eso será recién en marzo, especialmente en el marco de los aumentos que dé el gobierno y si las paritarias van a seguir funcionando.

Cuota sindical

La Asamblea Extraordinaria votó un aumento en la cuota solidaria que el músico aporta al Sindicato, ya que muchos compañeros señalaron que los $3 del aporte anterior eran muy poco. Ahora la cuota estará atada a la paritaria de Televisión: será equivalente a 20 minutos, o sea un 33% del salario correspondiente a la hora de TV. De esta forma esto también variará según los resultados que el SAdeM obtenga en las paritarias: si obtenemos buenos aumentos en las paritarias la cifra que recaudemos será menos simbólica…

En el mundo

Entre el 15 y el 18 de diciembre nos reunimos en Buenos Aires los sindicatos de América Latina integrantes de la FIM (Federación Internacional de Músicos), donde nos encontramos con compañeros de Chile, Brasil, Uruguay, Guatemala, Colombia, Perú.
Trabajamos sobre una importante agenda de lo que está pasando en la región, principalmente sobre cómo están afectando los cambios políticos las condiciones de
trabajo de los músicos. Y hablamos de empoderarnos en forma colectiva para enfrentar lo que está sucediendo en América Latina, la perdida de los pocos derechos laborales que aún nos quedan.
Fue una reunión muy interesante, especialmente porque el régimen laboral de los músicos en la Argentina es el más avanzado de la región, y ni hablar del resto del mundo, ya que está habiendo un avance monumental contra los derechos de los trabajadores en todos los países. Los franceses han perdido hasta la jornada de trabajo, ¡en Francia nada menos, donde nació el régimen de la jornada de trabajo en 1880, con la Segunda Internacional, ahora se impone el salario por hora! Así que el nuestro sigue siendo uno de los regímenes laborales más fuertes. Por eso el mundo nos mira, tanto nuestras leyes laborales como al movimiento obrero. Y por eso hay argentinos al frente de federaciones con la UNI-MEI (servicios), allí está Cortina, un compañero del sindicato de Comercio; y lo mismo en Panartes. Todo por la consideración que hay sobre el movimiento obrero argentino, en comparación con otros que casi se han desintegrado a partir del neoliberalismo y de la famosa “libertad sindical”…

“Seguir consolidando el SAdeM federal”

Ariel Trucchi, delegado de Córdoba, secretario de Prensa del SAdeM nacional, y flamante secretario de Turismo de la CGT Regional Córdoba

“Seguir consolidando el SAdeM federal”

Es un orgullo para nosotros, los compañeros del SAdeM, tener una representación y la dirección de una secretaría en una CGT tan histórica como la de Tosco, Atilio López, Elpidio Torres, que hoy conduce el Secretario General del SEP, Emilio “Pepe” Pihen…

Yo asumí como delegado del SAdeM de Córdoba en la Asamblea que se hizo en Carlos Paz en 2014. Pudimos llevar la oficina del Sindicato y de la OsdeM a pleno centro de Córdoba; teníamos también nuestras salas de ensayo con las que se le daba ese servicio a los afiliados. El triunfo del macrismo en el 2015 empezó a mostrar un panorama complicado. A partir de ahí, nuestro trabajo sindical se centró en hacer conocer a los compañeros que había un sindicato, y que tenían una obra social. Al existir un sindicato provincial, nosotros no teníamos la representación gremial en la provincia. Por lo tanto nosotros teníamos que construir desde el afiliado y darle servicios, no podíamos atribuirnos la representación colectiva de los músicos de Córdoba.
Con el transcurrir del gobierno de Macri se empezó a sentir la falta de liquidez del mercado interno, y con ella la merma del mercado cultural. Eso se notó en todos los aspectos de la cultura, no sólo en los músicos. Nosotros participamos activamente en la COSITMECOS (Confederación de Sindicatos de Trabajadores de los Medios de Comunicación Social) donde hay otros gremios como Espectáculos, Actores, Prensa, Publicidad, Locutores, Cine, y allí pudimos ver la realidad muy dura de los distintos sectores. En el caso nuestro eso se reflejó en el achicamiento de nuestro proyecto: nosotros teníamos una oficina en pleno centro con atención al público, y tuvimos que reducirlo en forma importante. Esta situación no fue momentánea, nunca se estabilizó, fue cayendo sin cesar a lo largo de estos cuatro años.
Ahora hay un cambio, una nueva reaidad. A partir de este nuevo gobierno, se ve en la calle, se lo ve entre los mismos compañeros que estamos en esta asamblea, que muchos no tienen una sintonía partidaria con el nuevo gobierno pero sí se nota una esperanza, de un cambio de dirección en el que se sientan representados los sectores más vulnerables.

Creo que en este período hicimos un trabajo bastante eficiente, de resistencia, de no perder derechos. y fue muy difícil no retroceder. había que contener a las distintas delegaciones del país. Y lo que nos llevó en la elección anterior a sumar a muchos compañeros de todo el país, fue justamente la visión de un sindicato federal. El SAdeM federal no era una consigna, sino la visión de una construcción política que comprendiera a todos los compañeros de
las distintas delegaciones, hubo que ponerle el hombro a muchos compañeros que se caían por todos lados, por la desocupación, por la condición de la mayoría que no viven de la música sino que tienen un doble trabajo. Resistir eso fue muy duro.
La tarea que tenemos ahora es seguir consolidando las delegaciones, no sólo con presencia sino llenarlas de contenido, con un contenido de formación sindical. no basta tener más delegaciones que digan “Somos el SAdeM”. ¿Por qué somos el SAdeM? ¿Qué queremos hacer con el SAdeM? No sólo para sumar más músicos, se trata de luchar por los derechos de los trabajadores, y para eso de ir por leyes municipales, por leyes provinciales. Con este cambio de gobierno tenemos la oportunidad de avanzar en políticas de inclusión y de obtención de derechos, que fueron mermados no sólo por el último gobierno sino también por el anterior. Yo puedo comulgar tal vez más con el gobierno de Néstor y Cristina que con el gobierno de Macri, pero también soy consciente de que se derogaron leyes, de hecho no pudimos hacer aprobar la Ley del Músico.
Esos serán objetivos fundamentales, porque tener un Convenio Colectivo de Trabajo pero no tener un marco legal ni gobiernos provinciales que hagan cumplir la ley, hace esos logros muy débiles. Habrá que sentarse con los distintos actores, de la cultura, del gobierno, para que ese CCT tenga un marco legal que lo sustente, y que en la práctica haya las inspecciones necesarias para que los músicos empiecen a tener la retribución de lo que hacen.
Estamos cansados de ver cómo trabajan a la gorra (por más que haya espacios donde efectivamente se trabaja con esa modalidad), pero hay muchos lugares donde sigue siendo necesario pagar para tocar, y eso merece una respuesta. Nsotros luchamos para que eso se termine.

Charla con Rolando Goldman, Sec. de Cultura del SADeM, a raíz de su reciente libro

“La cultura es un terreno de disputa”

 

Con motivo de la reciente publicación de su libro ¿Gestión cultural o política cultural? Aportes posibles hacia la construcción del trabajo en el terreno de la cultura (Ciccus, 2019), La Nota dialogó con el músico Rolando Goldman, quien además de su reconocida trayectoria en la difusión nacional e internacional de su instrumento −el charango− y de la música popular argentina, fue Director Nacional de Artes de la Secretaría de Cultura de la Nación (2004-2009) y es Secretario de Cultura de nuestro Sindicato Argentino de Músicos.

 

LN: Acabás de presentar tu nuevo libro. Seguramente hace muchos meses que venías trabajando en él, y ve la luz en los umbrales octubre de 2019: ¿la fecha en que se publica tiene algo que ver con la proximidad de la elección presidencial y el posible cambio de gobierno?

RG: Bueno, de elaboración deben ser más de cien meses… (Risas). Cuando dejamos el espacio que teníamos en la Secretaría de Cultura de la Nación, en julio de 2009, con varios compañeros nos planteamos que valía la pena hacer un registro de todo lo que se había hecho en el país; por un lado como registro en sí mismo, pero también para que quien quisiera pudiera tomar elementos para reproducirlo. A partir de ahí yo me puse a escribir algo, después lo dejé, etc. No es que haga 10 años que estoy escribiendo este libro, pero desde hace unos 4 años, cuando asumió el gobierno de Macri, escribirlo ya fue una necesidad, dado el destino que tuvieron los programas que habíamos puesto en práctica.

Según mis cálculos debía publicarse en un año; pero no es fácil escribir un libro, ni terminarlo. Y terminó saliendo ahora. Así que no, no tiene ninguna relación con lo electoral.

LN: Recordanos cuándo tuviste ese cargo en la Secretaría de Cultura de la Nación.

RG: Fui designado Director Nacional de Artes por Torcuato Di Tella el 1º de enero de 2004. Cuando lo echaron continué en el cargo −por recomendación del propio Torcuato− con José Nun todo el tiempo que él estuvo, hasta julio de 2009, cuando también él fue echado. O sea, cinco años y medio, durante los cuales pudimos plasmar y desarrollar bastante profundamente algunas ideas que teníamos.

LN: El título de tu libro pone en un plano de comparación las palabras “gestión” y “política” en relación a lo cultural. ¿Querés decir que lo cultural no es una cuestión administrativa sino una política, una visión integral del desarrollo cultural?

RG: Quizá sea una herencia que me quedó de Torcuato Di Tella… Tanto con él como con Nun aprendí muchísimo, además de haber tenido mucha libertad para trabajar y mucha empatía con los dos. Torcuato tenía un estilo bastante provocador, y digo “herencia” porque en este título está la idea de provocar al menos una discusión… 

En la política el lenguaje no es ingenuo, ni neutro; y en el terreno de la cultura mucho menos. En el libro hay planteos hechos desde lo teórico, y también me meto en el lenguaje. Creo que hablar de gestión o administración cultural plantea un enfoque supuestamente desideologizado, cuantitativo, empresarial, cosa que no es. Además supone que quienes deben trabajar en esta área son los que “saben”, subestimando la política. Por lo tanto, con el título planteo una advertencia sobre esto. 

En el plano del lenguaje a veces se plantean expresiones que adoptamos y terminan quedando instaladas y reproducimos sin darnos cuenta, como la “cultura universal” o la “música universal”, que en realidad jamás son “universales”, ya que en esas expresiones nunca se incluye por ejemplo a la música creada en África, ni en América, ni la música popular europea, ni la actual; está reducida a un período, en general el siglo XIX o anterior, de la música creada en Europa occidental…

 

LN: …para no hablar de las llamadas “industrias” culturales…

RG: Claro, ese es otro ejemplo. Algunos hasta causan gracia. Hace algunos años acá había llegado desde España el término de “curadores”. Primero eran los que colgaban los cuadros, pero después terminaron siendo más importantes que los artistas. Su tarea es valiosa, pero creo que el lenguaje esconce otras cosas. Hace unos años, en España y en Europa se dejó de hablar de curadores: ahora se habla de “comisario”, el comisario cultural que es el que vela por el cuidado de las obras. Ese término no llegó aquí por razones casi obvias, porque tendría otra connotación. Pero prueba que los términos nunca son ingenuos. Y en el libro se ven más ejemplos de eso.

LN: El tipo de proyectos que vos pusiste en práctica desde la Secretaría, y los que seguís impulsando ahora, ponen sobre el tapete el concepto −aparentemente básico y obvio− de cultura. ¿Qué entendés vos por cultura, el cual también es un terreno de disputa?

RG: Es absolutamente un terreno de disputa; la cultura y en particular las artes. Hay muchas definiciones, pero hay una que resume mi idea: la que concibe la cultura como una síntesis de las prácticas sociales. En todo, en la vida cotidiana, está la cultura. Incluidas desde ya las contradicciones que impregnan las prácticas sociales. 

Lo que pudimos plasmar en aquellos años parte de un momento que creo que fue una bisagra en nuestra historia: los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001. Esos hechos provocaron un retroceso de las clases dominantes, aunque luego se reagruparon y pudieron volver a avanzar en estos últimos años. No es casual que haya sido en ese momento cuando pudimos plasmar los programas de música en las fábricas, y teatro en las fábricas. En cambio en los ’90 −hoy parece absurdo− la misma Secretaría de Cultura impulsaba un programa de “Música en los countries”: los elencos artísticos estables de la SCN tocaban en Los Lagartos, un country de la zona de Pilar… Era aquéllo de “pizza con champán”, un producto de lo que pasaba en esos años en la sociedad. Fue la creatividad y la lucha del pueblo lo que generó experiencias como las de fábricas o empresas recuperadas por los trabajadores, donde desde el Estado −al menos desde una parte de él, y con todas sus contradicciones− se impulsaban actividades artísticas en esos establecimientos (fábricas o espacios de trabajo), reflejando un aval de la gente a los trabajadores; y para éstos no era lo mismo estar peleando solos contra el mundo que sentir ese apoyo…

LN: ¿Te referís a espectáculos llevados desde afuera a las fábricas, o a espectáculos hechos por los propios trabajadores?

RG: El objetivo que nos planteamos al crear esos programas era esto último. En una primera etapa llevamos conciertos y obras de teatro, para luego pasar a la segunda etapa; cosa que logramos con el teatro pero no con la música. Hicimos muchísimos conciertos, de música académica, de música popular, de artistas algunos conocidos y otros no, de elencos estables… Que el Ballet Folklórico Nacional, la Orquesta Juan de Dios Filiberto, la Orquesta Sinfónica Nacional, fueran a tocar a esos ámbitos, implicaba también un compromiso desde las estructuras del Estado, y también una intención de generar conciencia en los trabajadores artistas sobre aspectos claves: de dónde provienen sus propios salarios, a quién va dirigido su trabajo.

 

Ese proceso fue muy interesante, porque al inicio hubo cierta resistencia de algunos sectores. Pero el primer concierto que organizamos, que fue el de la Orquesta Sinfónica Nacional en la planta Renacer (ex-Aurora) de Ushuaia en 2004, fue impresionante, y eso provocó un quiebre en los mismos músicos; algunos de ellos veían esta idea con mucho entusiasmo, pero otros bastante menos… Vivir esa experiencia fue muy favorable para todos, para la gente de la fábrica, para la comunidad de Ushuaia, pero también para los músicos.

Al mismo tiempo mirábamos críticamente a algunas ex fábricas que se transformaban en centros culturales… Nosotros no pretendíamos eso, pero sí colaborar en la gestación de propuestas elaboradas por los propios trabajadores y sus familias. Eso lo logramos con una experiencia piloto de teatro en las afueras de la ciudad de Mendoza, que fue maravillosa. Allí convocamos a un referente muy importante del teatro popular, Ernesto “el Flaco” Suárez −un referente para todo el continente, no por casualidad prácticamente desconocido en Buenos Aires−, que trabaja con mucho dramatismo y a la vez con mucho humor (se tuvo que ir en el ’76 y recorrió varios países de América Latina −Perú, Ecuador− haciendo extraordinarias experiencias de teatro popular; y después relataba esa época bromeando: “me gané la beca Videla…”). Con él y otros compañeros, allá por el 2008, se hizo un trabajo en las afueras de la ciudad de Mendoza, primero de recopilación de la historia de una fábrica de ladrillos; con eso se hizo una obra de teatro que se puso en escena en la propia fábrica los domingos, donde los actores eran trabajadores, vecinos, estudiantes de teatro de la zona, con un guión elaborado por ellos y bajo la dirección del “Flaco” Suárez. Era conmovedor, todo el mundo terminaba llorando; tuvo un tremendo impacto. Esa experiencia está plasmada en el libro.

Nunca sostuvimos que las que llevábamos a la práctica eran ideas originales. Muchas veces uno toma ideas que están “flotando” en el ambiente. En realidad uno no sabe si no hay algún antecedente de las cosas que uno hace. Al programa de Orquestas Infantiles y Juveniles de Instrumentos Latinoamericanos, nosotros le pusimos el nombre de Andrés Chazarreta porque, además de ser un muy reconocido recopilador de la música popular, fue quien en la década del ’30 del siglo pasado creó la primera orquesta de arte nativo en Santiago del Estero. O sea que siempre hay algún antecedente si uno bucea un poco para rescatar esas cosas…

LN: Y finalmente, la perspectiva. ¿Tu libro sugiere alguna propuesta sobre qué política cultural desarrollar?

RG: Bueno, la propuesta de hecho está plasmada en la descripción de esos programas, incluso narrando las dificultades con las que nos encontramos. Se plantea una forma de trabajar, algunas ideas que pudieron plasmarse en realidades… Algunas de ellas aún subsisten, aunque desfinanciadas y en menor medida que lo que querríamos. Todo eso con una mirada muy volcada hacia lo social y hacia lo federal. 

Y sobre esto: una de las mayores trabas que hay en el área de Cultura de la Nación, más allá del bajo presupuesto que suele destinarse a esta área, es que la mayor parte de ese presupuesto se vuelca en la ciudad de Buenos Aires: acá es donde están la Biblioteca Nacional, el Teatro Nacional Cervantes, muchos museos nacionales; acá tienen su sede los elencos artísticos, y así sucesivamente. Nosotros planteamos que una parte importante debería volcarse a las provincias. Por eso hicimos pocas iniciativas en la ciudad de Buenos Aires. Pero también muchas veces sufrimos trabas burocráticas. 

Nosotros planteábamos la cultura mirada como proceso y no a través de “eventos”; con esa concepción se hicieron muchísimos recitales y conciertos en todo el país, y nosotros planteábamos que los músicos que participaban también fueran del interior; o sea que lo “federal” no fuera hacer un concierto en Formosa pero el músico viviera en Buenos Aires, sino músicos de la provincia. Eso generaba una erogación presupuestaria mayor por el traslado, problemas burocráticos en los contratos, etc., pero luchábamos contra eso. 

La misma situación se reproducía en las provincias, ya que las capitales provinciales están acostumbradas a generar esta misma relación respecto de los municipios… Es un engranaje muy difícil de destrabar.

 

LN: En medio de la tremenda crisis económica y social que padece el país, y especialmente desde el punto de vista presupuestario, ¿se pueden hacer cosas?

RG: En realidad, no se puede no hacer. El hacer es una obligación. Y, de hecho, siempre se hace… El compromiso, la creatividad de muchos animadores culturales, artistas, y del pueblo en general, hace que por un lado uno sienta que nuestra cultura popular no corre riesgo −a diferencia de lo que quizá suceda en los países llamados “centrales”−, ya que una cosa es lo que aparece en la TV y otra lo que sucede en la vida real. La música de raíz folklórica tiene larga vida. No veo riesgo en eso, salvo quizá las cosas −algunas de mucho valor y otras no tanto− que vienen con esta verdadera inundación de cosas que llegan de afuera. Yo creo que no se debe rechazar porque sí lo que venga de afuera, sino tener una mirada crítica sobre eso y tomar lo que valga la pena.

Incluir a los músicos en los derechos y beneficios de la seguridad social

Entrevista a Ricardo Vernazza, Secretario General del SadeM

“Incluir a los músicos en los derechos y beneficios de la seguridad social”

En el último período hemos estado encarando algunas cuestiones importantes, relacionadas con reivindicaciones históricas que venimos planteando desde hace mucho. Entre ellas se destaca la creación de la Comisión por la Inclusión del Músico en la Seguridad Social. La comisión se formó a partir de algunos reclamos que hicimos ante el Ministerio de Trabajo y en particular ante el Secretario de Seguridad Social, Juan Carlos Paulucci, respecto a temas que afectan a los músicos como jubilación, pensión por fallecimiento, asignaciones familiares, desempleo, seguro de riesgo de trabajo, obra social, etc.
Tuvimos una muy buena respuesta. Paulucci en los ’60 fue presidente de la Caja de Recaudación Previsional; participó de la reglamentación de la Ley 14.597. En aquel momento se reunía con APO, con el SAdeM y con la Cámara, y como entonces no se pudo hacer, nos dijo que quería dejarlo realizado en esta nueva gestión. A partir de eso se formó una comisión con 3 personas de cada lado: del lado del Ministerio, él personalmente con dos de sus asesores, y por el SadeM estamos participando la presidenta de la Obra Social y Secretaria de Organización del Sindicato, María Laura Vigliecca; como asesor legal el Dr. Gerardo Juara, y yo como Secretario General del SadeM.

O sea con una representación doble: del SadeM y de la OsdeM…

La idea de que concurra la presidenta de la Obra Social es porque hay que cubrir las dos cuestiones. La Obra Social tiene un grave inconveniente: la Superintendencia no reconoce las especificidades del músico como trabajador, y la ley de prepagas ha dejado sin salud a una cantidad de músicos, que por no tener aportes registrados no los podemos atender; y desde la Superintendencia también hay una intención de atender a esos músicos, pero como tiene que haber un encuadramiento sindical en el Ministerio de Trabajo esta Comisión es el mejor lugar para hacerlo…
Y por el otro lado está todo lo que tiene que ver con las condiciones de trabajo. Nosotros planteamos, como propuesta de trabajo, los proyectos de ley que en distintos momentos ya hemos presentado ─el último fue el que perdió estado parlamentario en el Congreso el año pasado, y que fue firmado por el diputado Omar Plaini─, con la idea de incluir en los beneficios de la seguridad social a todos los trabajadores músicos eventuales del país.

¿Eso requiere una ley especial?

Estamos viendo cuales son los temas que se deben tratar, para luego ver qué normativa es la que se requiere: si es necesario una nueva ley, o reglamentar la ley existente…. Nosotros nos estamos encargando específicamente de las condiciones de trabajo del músico, y ellos están estudiando los sistemas de seguridad social que hay en otros lugares de mundo y cómo se pueden aplicar acá, principalmente de qué forma aporta el empleador a este sistema. Hay dos sistemas en estudio, el francés y el español. El secretario Paulucci se inclina más por el español, pero eso todavía está en estudio. El principio general siempre es que el músico esté incluido en los beneficios de la seguridad social que tiene cualquier otro trabajador: jubilación, pensión por invalidez, pensión por fallecimiento del titular, asignaciones familiares, desempleo, obra social, seguro de riesgo de trabajo…

Otra de las preocupaciones del secretario de Seguridad Social es el tema de las enfermedades profesionales. Nos está gestionando una entrevista con la Superintendencia de Riesgos del Trabajo para relevar las enfermedades específicas de los músicos, y los grados de incapacidad total o parcial que puede tener cada enfermedad. Porque hay enfermedades que a cualquier otro trabajador lo incapacitan parcialmente pero le permiten seguir trabajando, pero que al músico lo obligan a retirarse. Esto está sucediendo mucho en organismos nacionales o provinciales, donde los gobiernos lo que “ofrecen” es que ese compañero deje de estar en la orquesta o en la banda y pase a un puesto administrativo; nosotros lo que reclamamos es que se jubile por incapacidad, porque es lo que corresponde, como pasaría por ejemplo si ese compañero, en lugar de tocar un instrumento, manejara una ambulancia: si ya no puede manejar a nadie se le ocurriría pasarlo a administrativo, lo jubilarían…

Y también ver las enfermedades que incapacitan a los músicos parcialmente, para que sean reconocidas con permisos médicos del empleador. Porque por ejemplo, no es lo mismo tomar un antihistamínico para un empleado cualquiera que para un músico; ese simple medicamento tiene contraindicaciones para las tensiones musculares que perjudican la correcta ejecución del instrumento.
Así que son toda una variedad de temas que están para ser abordados en esta comisión. Por eso le estamos dedicando mucho de nuestro tiempo y de nuestro trabajo. Y, ya que para eso nos sentamos en el Ministerio de Trabajo, estamos llevando también otros temas, como la extensión territorial del SadeM a todo el país, la homologación de un contrato de trabajo en el marco de la 14.597, las incompatibilidades que tiene el músico para trabajar en el Estado, el abuso de los playback, y otros que no son de la órbita de la seguridad social pero sí están en el ámbito del Ministerio de Trabajo.

(2ª parte)

“Cuando reclamamos con carta-documento, nos quieren acusar de ‘coacción agravada’…”

¿En qué punto están actualmente las negociaciones paritarias de los músicos?

Actualmente tenemos varias paritarias en discusión. Con mucha dificultad, en primer lugar por la crisis económica: hay lugares a los que la crisis los golpea duramente, como los pubs y otros lugares de la noche, donde recibimos de los empresarios un mar de lágrimas por la situación que tienen, ya sea por las tarifas de los servicios o por la baja de la concurrencia. La crisis hace que a la gente le falte el peso en el bolsillo, y lo primero que se suele cortar es la salida a ver un show, o van 8 personas y se limitan a tomar dos cervezas… Otro ejemplo es que el BAMúsica, que es un subsidio que se les da a los lugares de música en vivo, que en 2016 algunos locales lo pedían para pagar el alquiler o equipamiento, hoy lo están usando para pagar las facturas de la luz, de gas o de agua. Quiere decir que el valor de esas facturas ya supera el alquiler del propio local… La crisis y el tarifazo, una coyuntura que castiga al trabajador desde todos lados. Sumado a que las negociaciones no son en el mejor clima, el operativo de inspecciones con la Dirección de Protección del trabajo realizadas a los boliches este verano generó multas por el incumplimiento de convenio colectivo, lo que se notó al momento de la negociación.  

Y frente a eso ¿cuál es la propuesta que llevamos a las negociaciones?

Bueno, lo que nosotros llevamos es una propuesta de aumento salarial. Es muy amplia, porque allí están también las negociaciones con hoteles, restaurantes y demás. Y nosotros lo que buscamos es mantener el poder adquisitivo del salario en ese sector. Pero por un lado interfieren los problemas que hemos enumerado, y por el otro la política del Ministerio de Trabajo, que hoy, si la propuesta que se acuerda supera la pauta del 15 por ciento, no es como hasta el año pasado que no lo homologaba, sino que ni siquiera te lo reciben.

Y esto complica mucho la negociación, y por eso estamos en plena discusión de alternativas ─porque nuestra propuesta supera ese techo fijado por el Estado─, como por ejemplo firmar por períodos más cortos, reconocer adicionales, etc. Lo cual genera otros conflictos, porque eso supone tener paritarias cada seis meses… Ahora tenemos una contrapropuesta de la Cámara que admitiría esa posibilidad. Estanos hablando de la paritaria con la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Confiterías ─que es nacional─, y también con la de Televisión Abierta; y ambas en el mismo sentido, de modo de lograr tener en el primer semestre una tarifa homologada en todos los lugares posibles, para después seguir con las inspecciones donde no se cumplan.

La situación es crítica en los dos rubros, porque en televisión son pocos los canales o los programas que pueden estar en una situación más holgada. La crisis golpea por ambos lados, por el de la repercusión que la crisis tiene sobre las actividades culturales, y el de los topes que el gobierno nacional pone a los aumentos.

¿Y en Publicidad?

Bueno, ahí estamos en una avanzada mucho más fuerte. La paritaria en el Ministerio de Trabajo hace 20 años que no avanza, así que ya hicimos directamente un reclamo a todas las agencias de publicidad para tener una negociación directa con ellos.

Ahí también tenemos una situación difícil, ya no tanto por la crisis, porque éste es un sector al que la crisis todavía no lo golpeó tan fuerte, pero sí por la coyuntura general, porque el ministerio y la Justicia acompañan la posición dura del empresariado, y entonces es normal que nosotros enviemos, por ejemplo, una carta-documento a una agencia o a cualquier empleador y nos contesten que ellos “no contratan músicos”, o “no tengo nada que ver con ustedes”, e incluso que el último párrafo diga que si les mandamos otra carta-documento nos van a iniciar juicio penal por “coacción”, etc. Increíblemente, hoy para el sistema reclamar un derecho con una carta-documento es “coacción agravada”, como si fuéramos a apretarlos con un revólver… Hoy ya no existe el derecho a reclamar, todo lo que uno pide lo caratulan de “coacción agravada”: esos son los términos con que vienen devueltas nuestras demandas.

 

 

Hoy confluimos en la calle para resistir el avance sobre los derechos de los trabajadores

Reportaje a Marcelo “Máquina” Levicoy, Secretario Gremial del SadeM

“Tenemos diferencias políticas y metodológicas con muchos compañeros, pero hoy confluimos en la calle para resistir el avance sobre los derechos de los trabajadores”

 

La Nota: En diciembre, al cumplirse dos años de gobierno de Macri, hubo una gran movilización en Congreso contra la reforma jubilatoria, donde pareció despuntar un cambio del clima social, especialmente entre los trabajadores. La respuesta represiva del gobierno también señaló un cambio. ¿Cómo ves las perspectivas?

M.L.: Empezando por lo de diciembre, vemos con estupor la conducta antiobrera del gobierno, avanzando sobre derechos conquistados y excluyendo a cada vez más trabajadores de los beneficios que gozábamos hasta antes de la sanción de la reforma jubilatoria. La modificación del cálculo del haber previsional, ajustando a los que menos tienen, es un denominador común que viene trayendo la política de Cambiemos desde que empezó su gobierno hace dos años.

El descontento de la gente a lo largo de estos dos años ha ido creciendo. La movilización contra esa reforma, luego la del 21 de febrero, y después la del 8M convergiendo con el Paro Internacional de Mujeres en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, muestra un claro crecimiento de la masa crítica y del descontento con el gobierno nacional, que se está mostrando en las calles. Somos muy cautelosos, porque sabemos que eso se puede desmadrar, por la cantidad de gente y especialmente por la falta de conducción política y de contención por parte de las centrales de trabajadores, tanto las dos CTA como la CGT.

Por otro lado, esta misma falta de contención hace que se abran otros espacios de discusión, donde los sindicatos que no encuentran lugar en ninguna de las dos centrales, que no ven reflejada su opinión ni por el triunvirato ni por ninguna de las dos CTA, empiezan a organizarse en espacios alternativos. Entendemos que el movimiento obrero tiene que dar una discusión profunda, sobre qué modelo de superestructura es el que tenemos que llevar adelante. La reforma previsional deja en evidencia que las existentes han quedado vetustas.

LN: Y ahora viene la reforma laboral…

ML: Efectivamente. Imaginando cuál hubiera sido la respuesta del movimiento sindical si esto hubiera ocurrido 10 o 20 años atrás, esa reforma no hubiera pasado: la hubiera frenado el conjunto de los trabajadores. Hoy en día, la tibieza con que encararon la discusión política tanto la CGT como las CTA, hizo que el gobierno avanzara sobre esos derechos. Y nos queda todavía el último ticket para cortar que es la reforma laboral.

Por eso vemos con buenos ojos que, por fuera de las estructuras, los compañeros estén buscando organizarse para dar la pelea. Porque evidentemente en esos espacios tallan otros intereses…

LN: ¿Querrías hacernos una breve caracterización de las reformas de las que estamos hablando? Quizá muchos músicos conocen poco sus contenidos y sus objetivos…

ML: Entre otras cosas, la reforma laboral da potestades a las patronales de despedir sin respetar ninguno de los procedimientos que hasta ahora se utilizan y que protegen el empleo. Es una reforma pro-empresaria, no pro-obrera. Les quita muchas responsabilidades a los empleadores, y les quita muchos derechos a los trabajadores en relación de dependencia.

Es largo de explicar, porque donde esta reforma se mete es en la propia génesis de la legislación laboral. Lo que acá se modifica es el ADN de las leyes laborales de la Argentina, que son proteccionistas del trabajador. De aprobarse esta reforma laboral estaríamos llegando a igualarnos -para abajo- con países donde las reglas del mercado permiten maximizar la ganancia y minimizar el “costo”, y ese “costo” son los trabajadores.

Se dice que es para que seamos “competitivos” en el mundo, para que podamos competir con países industrializados como China… Gran mentira: no podríamos competir jamás con un país como China, un país donde está totalmente precarizado el empleo; donde existe el trabajo infantil, los salarios son de hambre, y se ha eliminado el derecho de huelga de la Constitución. Por eso el costo de sus productos es tan bajo. Pero acá no, porque nosotros tenemos nuestra ley, que nos da acceso a la jubilación, al sistema de salud, al derecho a reclamar por nuestros salarios, a las paritarias… Todo esto desaparecería, porque si bien la reforma laboral no ataca directamente los convenios de trabajo, a posteriori se iría adaptando convenio por convenio. La muestra de esto es lo que pasó con la Unión Obrera Metalúrgica de Tierra del Fuego, donde se fue sobre el CCT de ese sector.

La intención de la reforma laboral es disolver el movimiento obrero organizado y empezar a trabajar de manera sectaria, debilitando la voz de los trabajadores. Las paritarias ya no serían nacionales sino por empresa, y todos sabemos que no es lo mismo discutir 30 trabajadores en una empresa que 30.000 trabajadores en un país… La relación de fuerzas es totalmente distinta. A eso es a lo que se apunta.

Por eso entendemos que hay que resistir la reforma laboral por todos los medios. El gobierno ha dado un paso atrás después de lo que pasó con la reforma previsional. No alcanzó, porque esa reforma se impuso igual. Y quizá muchos compañeros no comprenden que la reforma previsional también nos afecta a los trabajadores activos, porque lo que se puso en juego con la reforma previsional es nuestro futuro. Son todas parte de un paquete, que incluye la reforma laboral, la previsional y la tributaria; una arquitectura perversa cuyo objetivo es minimizar “costos”, y maximizar las ganancias y la recaudación del Estado.

LN: ¿La unidad contra la reforma laboral puede ser un punto de acuerdo y de convergencia en el movimiento sindical para generar condiciones favorables?

ML: Sí, totalmente. De hecho ya se viene viendo en las manifestaciones que hemos nombrado, tanto en la de diciembre como en las de este año, independientemente de las diferencias ideológicas que tengamos hoy en día. Es cierto que no nos une el amor sino el espanto, pero nos encontramos en la calle con otros compañeros de organizaciones con las que tenemos diferencias políticas y metodológicas, pero que hoy confluimos en resistir el avance sobre los derechos de los trabajadores.

Entrevista a Rolando Goldman, Secretario de Cultura y Educación del SAdeM

Federalizar el SAdeM, también en lo cultural

 

La Nota entrevistó al Secretario de Educación, Cultura y Capacitación del SAdeM, Rolando Goldman. Nuevas iniciativas en marcha. Federalización, tecnología y accesibilidad de la enseñanza musical. Una mirada crítica sobre las políticas culturales.

 

¿Cómo marchan las dos instituciones educativas del SAdeM, la Escuela Popular de Música y el Instituto Superior de Música Popular?

 

RG.- Hay que tener en cuenta que las dos instituciones se enmarcan en un ámbito más amplio, dentro de lo que es el proyecto del actual Consejo Directivo, y que abarca tres aspectos.

Uno es la educación, a través de la Escuela y el Instituto que, si bien son dos espacios formales diferentes, tienen de común que se dedican a la enseñanza de la música.

Otro es el espacio artístico del Sindicato, es decir el pub, o bar, o auditorio… Y lo decimos con esta ambigüedad porque justamente uno de los temas que planteamos es la necesidad de darle a este espacio mayor identidad, tanto en lo referente al nombre como principalmente a sus actividades. En alguna vieja acta figura su nombre original, “La Puerta”, que quedó en el olvido y “algo” hace que algunos lo llamen pub, otros auditorio y otros bar. Es un espacio maravilloso, y tenemos que nutrirlo de músicos y de música.

Y el tercer aspecto es tener, desde nuestra posición, una voz para aportar nuestra visión ya no desde el lado de lo laboral o gremial, sino desde la política cultural y específicamente dentro de la música. Y en ese plano obviamente tenemos una mirada crítica…

En el terreno práctico, ya estamos implementando dos iniciativas interesantes que creemos que van a dar un impulso importante a la Escuela y al Instituto. Por un lado intensificar la difusión de las actividades educativas del SAdeM. Mucha gente no sabe que existe la Escuela Popular de Música y el Instituto Superior, y se están perdiendo de aprovechar un espacio con muy buenos profesores. Ya en estos días está empezando una campaña de difusión, a través de redes sociales, por medios de prensa, etc., con la participación de los directivos y los docentes de las dos instituciones.

Paralelamente, en pocos días estaremos firmando un convenio por el cual desde marzo -es decir a partir del ciclo lectivo 2018- se abre una nueva posibilidad que es la de implementar carreras de la Escuela a distancia a través de aulas virtuales. Esto ya se practica en muchos lugares y es una herramienta válida y muy interesante; hay ciudades y pueblos donde no hay forma de estudiar música, y de esta manera podrán acceder de manera sencilla. Ya estamos empezando a trabajar sobre los contenidos de las materias, que van a ir subiéndose a este espacio virtual. Y vamos a un convenio con una empresa, que ya tiene una experiencia de muchos años en esto, donde ellos aportan la tecnología y nosotros los contenidos. Hay incluso universidades que trabajan con ellos y que así tienen, además de su espacio real, físico, un espacio virtual.

 

¿La metodología sería a través de videos?

 

RG.- Sí, se trata de subir clases a internet, y el alumno inscripto tendrá posibilidad de interactuar con los profesores a través de mensajes y demás. Lo interesante es que esta práctica se puede implementar no sólo desde el domicilio individual del estudiante: esta empresa tiene, en todo el país, 170 aulas físicas con equipos, pantallas, computadoras, etc.; y entonces, por ejemplo, en una ciudad donde se inscriben 20 estudiantes, pueden ir todos o una parte en un mismo día y horario a compartir la clase en forma colectiva, más allá del necesario trabajo individual con el instrumento y con las demás materias.

Esta es una iniciativa concreta y puntual que, imaginamos, va a contribuir al crecimiento de la Escuela. En principio esta metodología se implementaría específicamente para la EPM, ya que en función del título oficial del ISMP hoy todavía en éste no se podría operar de esta manera. Pero vamos a trabajar para que en un futuro también se puedan llevar adelante por esta vía las carreras del Instituto.

Esta es también una forma de “federalizar” la Escuela, brindando una nueva herramienta para los estudiantes de música de todos los lugares del país.

 

¿Qué otras iniciativas hay en curso?

Bueno, en cuanto al pub vamos a ponerle un nuevo nombre: “La Jabonería”, con la idea de que tenga no sólo música sino cierta mística, música acompañada de una cierta estética, y acompañada también de una política, incluyendo conferencias, presentaciones de discos, conciertos.

Lógicamente la idea es que evoque la famosa jabonería de Vieytes donde se llevaron a cabo las actividades de preparación de la revolución de mayo de 1810… Si bien habrá que explicar esos orígenes, ya muchos saben qué fue aquella jabonería de Vieytes, y de esa manera queremos darle una impronta en relación a la política cultural.

Sus actividades también arrancarán en marzo del 18, cuando haremos la inauguración de “La Jabonería” y a la vez el reinicio de las actividades del pub.

 

Mencionaste la “mirada crítica” del SAdeM sobre las políticas culturales a nivel nacional…

En lo que hace a las políticas públicas hay un retroceso respecto de los últimos años. Durante el gobierno anterior creo que hubo un sobredimensionamiento de los conciertos gratuitos para el público en espacios céntricos, que terminaban afectando el trabajo de muchos músicos. Incluso de los propios músicos que participaban en esos conciertos, que de hecho pasaban a competir consigo mismos…

Por un lado está muy bien hacer conciertos gratuitos para el público, sobre todo en lugares donde la gente no suele ir a ese tipo de eventos. Pero también se pueden hacer conciertos en lugares como el CCK pero no “abiertos” supuestamente a todo el mundo (digo supuestamente porque en general la gente que concurre a ese tipo de lugares son más bien gente de clase media que vive en la ciudad de Buenos Aires y tiene esa práctica cultural); allí se podrían hacer conciertos gratuitos pero “cerrados” a determinado público, por ejemplo en acuerdo con los movimientos sociales para que concurran desde los barrios de manera gratuita y organizada, y puedan así acceder a una actividad artística de calidad, que de hecho pagamos todos los argentinos.

Esa práctica de los conciertos gratuitos afectó bastante y fue muy comentada entre los músicos, porque atentó contra la posibilidad de hacer conciertos o música en lugares con entrada paga. Más allá de un pequeño sector que era contratado con mucha frecuencia, había músicos que quizá eran contratados una vez al año, lo cual es insuficiente como trabajo; y a la vez eso mismo conspiraba contra la posibilidad de hacer conciertos con caché o con entrada paga.

El “cambio de matriz” que plantea el gobierno actual desde el Ministerio de Cultura de la Nación implica, por ejemplo, ayudar con pasajes a los músicos que deben viajar a hacer conciertos en distintos lugares del país. Y lo plantea, además, con una concepción muy “radial”, desde Buenos Aires hacia otros lugares, y no en forma verdaderamente federal. Antes a los músicos se les pagaba el pasaje, el caché, la estadía (hotel y comida). Hoy lo que se promociona es inscribirse para que el Ministerio te dé los pasajes, y el resto queda librado a la “iniciativa privada”: el músico es considerado no un trabajador sino un “emprendedor”, que debe armarse su fecha, su concierto… Es decir, lo que está pasando en todos los planos, también sucede en el caso de los músicos.

Es decir, hay muchas cuestiones sobre las que podemos opinar o en las que podemos incidir desde la Secretaría de Educación y Cultura del SAdeM. También hay una iniciativa de la Academia Nacional del Folclore, que ya ha sido llevada al Congreso y ya tiene media sanción del Senado, que plantea en la educación formal la obligatoriedad -aunque creo que en los considerandos dice “el derecho”- de la enseñanza del folclore en las escuelas. Creemos que eso puede ayudar mucho en la tarea cultural que tenemos que llevar adelante, y estaremos acompañando para que Diputados apruebe también este proyecto de ley. A la vez, esto también a la larga generará trabajo para los músicos.

Hay que pensar que, como toda la situación se corrió tan a la derecha en todo el mundo, bueno, nosotros en la Argentina estamos siendo parte de ese mundo con todas las letras… Implica una posición ideológica, aunque siempre teñida de “no ideológica”. Hace un tiempo, cuando se empezó a hablar de “la gente” en vez de “el pueblo”, todavía chocaba; pero, como consecuencia de la reiteración permanente, se naturalizó, y ya se desplazó la categoría “pueblo”… Lo cual es también una cuestión cultural, además de ideológica. Y hay que batallar contra eso.