Entrevista de La Nota a Ricardo Vernazza, Secretario General del SAdeM
“La música no puede ser criminalizada”
LN: ¿En qué consiste el conflicto de los llamados “artistas callejeros” y qué significa la nueva propuesta de modificación del Código Contravecional por el
gobierno de “Cambiemos” en la CABA?
R.V.: Nosotros venimos tratando este tema desde el mismo momento en que sucedió la tragedia de Cromañón, hace ya 13 años. Allí empezamos a denunciar que la música está criminalizada, ya que tanto en el Código de Edificación como en el de Planeamiento Urbano la música está considerada como un “ruido molesto” sin ninguna observación que contemple su especificidad y la diferencie de eso…
El Código de Edificación obliga a prever condiciones de insonorización inexactas e incumplibles. El de Planeamiento Urbano establece en qué zonas de la CABA se puede hacer música y en cuáles no. Y aparte está el Código de Habilitación, que es el que discutimos ampliamente cuando sucedió lo de Cromañón, porque es el que establece las condiciones de funcionamiento de los lugares de música en vivo. Eso siempre nos tuvo preocupados, ya que esas disposiciones nos quitaron muchas fuentes de trabajo, generando que para hacer música en vivo tenga que invertirse un costo muy alto por la insonorización, la seguridad, la ubicación, etc. Y empezamos a plantear el tema de la criminalización porque en el Código de Contravenciones se introduce una condena al “ruido molesto”: es decir que el que hace música está sujeto a una penalización…
Desde Cromañón venimos discutiendo la necesidad de despenalizar la música a través de una ley específica que la reglamente, la fomente y la difunda. No se trata de que la música “quede impune”, sino de que se contemple su especificidad. Porque por ejemplo, la calificación de “ruido molesto” pone directamente en la mira al músico callejero, que es el primero al que le cae, pero también le cae al boliche donde trabajamos, te cae en tu casa cuando ensayás, en la escuela donde estudiás, etc. Y no se establece ningún requisito para que la música no sea considerada “ruido molesto”: ni decibeles, ni horarios, es completamente arbitrario y subjetivo, el código dice que la diferencia entre música y ruido molesto es la “normal tolerancia”.
En su momento tuvimos reuniones en la Agencia de Control, más tarde en la Legislatura hablando tanto con el bloque de Unidad Ciudadana como con los del Pro. Allí empezó a aparecer la idea de legislar sobre esto, pero sucedió la tragedia de Time Warp el boliche de la Costanera donde murieron pibes en una fiesta tecno por el uso de pastillas: se endurecieron las penas, nadie quiso tocar más el tema, y otra vez todo desde cero…
Nunca dejamos este tema, que en los últimos años ha significado perjuicios tanto para los lugares que nos dan trabajo como para nosotros mismos que tocamos.
LN: ¿Y qué cambió ahora con Cambiemos?
R.V.: Bueno, ahora apareció en la Legislatura de la CABA un proyecto, promovido por la Ciudad, muy interesante, porque en su primera parte es un proyecto que aparenta ser en defensa de la mujer, relacionado con la campaña Ni Una Menos, contra el maltrato callejero, la intimidación, el acoso, el piropo, la utilización de la imagen de la mujer en las redes sociales, la difusión no autorizada de imágenes íntimas, y establece penas contra esas contravenciones… Pero dentro del mismo paquete, al final de todo aparece lo de los “ruidos molestos”: se aumentan las penas vigentes, y se mantiene el concepto de “normal tolerancia” para diferenciar la música del ruido molesto. Es decir una valoración totalmente subjetiva. O que el ejercicio y la práctica de la música no es una contravención, pero aclara: “siempre y cuando se utilice un dispositivo de amortiguación del sonido” ¿amortiguación?
Por lo tanto se crea una nebulosa tremenda, que abarca también las penas, ya que prevé para la primera vez hasta cinco días de cárcel. También se plantea que en caso de que sean empresas también pueden ir contra la institución. O sea que no es sólo contra el músico callejero, va también contra el lugar que por ejemplo está habilitado como bar pero que si un vecino lo denuncia por “ruidos molestos” puede ser penalizado, y más allá de la multa le cabe también una pena de clausura que puede ser de diez días. Esto se agrava aún más porque la denuncia puede ser anónima, y le devuelve a la policía la facultad de “coacción directa”, o sea que la policía puede, sin autorización judicial, detener al músico y secuestrar sus instrumentos…
LN: ¿Hemos emprendido ya alguna iniciativa para contrarrestar esto?
R.V.: Empezamos en la Legislatura con Carlos Tomada y su equipo de colaboradores de la Comisión de Justicia y de otros legisladores del Bloque de Unidad Ciudadana. Nos propusimos trabajar en conjunto con el Legislador en encontrar la normativa adecuada para descriminalizar a la música.Junto a otras organizaciones que representan artistas y espacios culturales nos reunimos con el ministro de Cultura de la Ciudad, Enrique Avogadro, donde le planteamos la peligrosidad del proyecto de ley para los músicos y los lugares de trabajo. Coincidió con nuestra preocupación y prometió intervenir en la redacción de la norma para que no castigue a la cultura. Nos reunimos con el Legislador del PRO, Guillermo Gonzalez Heredia y el Presidente de la Comisión de Justicia de la Legislatura, el Legislador Daniel Presti, que nos dijo que el proyecto no tiene el espíritu de perjudicar a los músicos ni a los espacios de trabajo, práctica o estudio. Se comprometió a trabajar en conjunto sobre el proyecto para que no perjudique a la actividad de ningún músico.
Llevamos nuestro rechazo a la criminalización de la música del proyecto de modificación del Convenio Contravencional ante los Legisladores María Andrea Conde, Mariano Recalde y Javier Andrade de Unidad Ciudadana, Gabriel Solano del Frente de Izquierda y de los Trabajadores y Fernando Vilardo, Autodeterminación y Libertad, que escucharon nuestro reclamo y prometieron su apoyo.
Nos reunimos con el Subsecretario de Justicia, del Ministerio de Justicia y Seguridad, Hernán Najenson y el Asesor del Ministro, Pablo Alvarez Palma, funcionarios del ministerio desde donde se escribió el proyecto de modificación del código contravencional. Nos ratificaron que el proyecto no tiene como objetivo perjudicar a la música y a los músicos, ni a los artistas callejeros. Nos informó que aceptarán cualquier modificación que desde la legislatura o el ministerio de cultura se soliciten para que el proyecto no perjudique a la cultura. No sólo hablamos del proyecto, hablamos también de como el código contravencional criminaliza la música y a los músicos, y la actitud de la policía ante los compañeros que trabajan como artistas callejeros, les mostramos algunos de los videos de represión policial que circulan por las redes sociales, nos solicitó que se hicieran las denuncias correspondientes ante la fiscalía para poder tomar las medidas correspondientes.
Nos reunimos con el Legislador del Bloque del Frente Izquierda y de los Trabajadores (FIT), Patricio del Corro, para llevarle nuestro rechazo al Proyecto de modificación del Código Contravencional. Coincidimos en lo peligroso del proyecto para la actividad musical toda y en la criminalización de los músicos. Nos dio su apoyo para cuando el proyecto se trate en la sala y ofreció el acceso a los medios de su sector, como por ejemplo La Izquierda Diario, para difundir nuestro rechazo y nuestras acciones.
Seguiremos en contacto para que este proyecto no afecte a los músicos.
Pero también estuvimos en la calle, en la masiva movilización del 10 de Julio en la Legislatura, donde con otra veintena de organizaciones sindicales, sociales y de derechos humanos rechazamos el proyecto. Y nacionalizando este reclamo como lo hicimos en Tucumán, donde los compañeros también se movilizaron.
Seguiremos trabajando contra este proyecto, contra la criminalización de la música en la Ciudad y en el resto del país, donde también se viven situaciones similares.