“Con la llamada ‘libertad sindical’ quieren debilitar al movimiento obrero e imponer la flexibilización laboral”
LN.- Estuviste en Chile dando un curso de capacitación para dirigentes de músicos. ¿En qué consiste esa capacitación? ¿Se trata de conocer las normativas internacionales que atañen a los músicos?
Estuve en Chile los días 29 y 30 de noviembre y 1º de diciembre, en el Taller “Organización Sindical e Igualdad de Género” que se llevó a cabo en Santiago. El objetivo era capacitar a dirigentes sindicales chilenos en temas como Propiedad Intelectual y Gestión Colectiva, Comunicación Interna y Externa y Modernización Sindical, Derechos Laborales, Transparencia y Gobernabilidad e Igualdad de Género. La FIM,además, nos presentó sus campañas internacionales.
También participaron la compañera Deborah Cheyne, Presidenta del Sindicato de Músicos de Rio de Janeiro y Vicepresidenta de la FIM, y Benoît Machuel, Secretario General de la FIM. Y hubo exposiciones de expertos chilenos en Derecho Intelectual, y otros de la OIT y de la Sociedad de Gestión de derecho de intérprete.
De la capacitación participaron los compañeros propuestos por el Sindicato de Músicos de Chile (Sitmuch) y de otros sindicatos de músicos de ese país. Fueron tres días muy interesantes de intercambio de experiencias.
LN.- ¿Cómo viste la situación de las organizaciones sindicales que representan a los músicos en Chile?
Creo que Chile es el mejor ejemplo de hacia dónde el capitalismo internacional y su llamada “libertad sindical” nos quieren llevar: a debilitar al movimiento obrero e imponer la flexibilización laboral.
Chile tiene registrados unos 12.000 sindicatos en condiciones de discutir condiciones de trabajo, cuando en Argentina, con más del doble de trabajadores, solo hay 1.300. Allá los convenios colectivos se discuten por empresa, y las empresas tienen la posibilidad de crear registros parcializados de su explotación, por lo cual una empresa con muchos trabajadores puede discutir en forma parcial sus condiciones de trabajo. Esto genera una dispersión del movimiento obrero, que es la ganancia de los empresarios…
En el caso de los sindicatos de músicos es lo mismo: conocí al menos seis sindicatos que representan músicos en alguna actividad, y las atipicidades de la profesión -como la multiplicidad de empleadores- complican aún más la posibilidad de tener convenios colectivos que les garanticen condiciones de trabajo decentes a los trabajadores músicos chilenos. Aunque tienen una ley nacional que obliga a firmar contratos, no hay organizaciones fuertes que lo puedan controlar. Los compañeros de los sindicatos de músicos chilenos tienen mucho trabajo para poder generar una organización que dignifique la profesión de músico.
LN.- ¿Cuál es la inserción actual del SADEM en la FIM? Entiendo que tu designación como capacitador implica un reconocimiento, tanto personal como hacia el SADEM…
El SAdeM está visto en la región y en el mundo como un ejemplo exitoso de sindicato del sector, y el movimiento obrero argentino es un modelo admirado en el mundo. De modo que nuestras experiencias son muy tenidas en cuenta cuando se quieren mostrar ejemplos que les puedan servir a los compañeros en su organización, en la región latinoamericana y en el mundo.
La normativa laboral argentina relativa a los músicos es una gran fuente de legislación internacional. La Ley del Ejecutante Musical, la Condición Fiscal del músico, los Convenios Colectivos, y los Libres Deudas en los medios de comunicación y en el cine, son herramientas que están a la altura de las mejores normativas internacionales.
La Obra Social de Músicos (OSdeM) también es un ejemplo en el mundo, ya que no hay otro sindicato de trabajadores músicos con su propio servicio de salud. Y la Escuela Popular de Música y el Instituto Superior de Música Popular, el estudio de grabación del SAdeM, el Pub y los servicios de turismo y recreación también son muy valorados.
En lo personal, para mí es un orgullo ser quien muestre nuestra organización, tanto en lo que nos va bien como en lo que no nos sale tan bien… Y el mayor orgullo lo tuve cuando fui elegido por la FIM para estar entre los delegados que representamos a los trabajadores en el Foro de discusión sobre la situación laboral en el ámbito de los medios y la cultura en la OIT, que se hizo en 2014 en Ginebra. Fui uno de los ocho representantes de actores, periodistas, técnicos y músicos: una experiencia espectacular.
En la semana del 12 de diciembre de 2016, además, se realiza en Lima, Perú, una reunión de sindicatos de músicos de toda la región latinoamericana, donde participa muy activamente nuestra compañera María Laura Vigliecca.
LN.- 2016 fue un año de muchos cambios en la Argentina. ¿Cómo se posiciona el SAdeM frente a las cuestiones referidas a la situación de los trabajadores: la CGT, la posible convocatoria a un paro general, la cuestión del llamado “impuesto a las ganancias” (incluyendo las exenciones que ahora se debaten en el Congreso), etc.?
Efectivamente hay muchos cambios, en un momento económico que desde el 2015 impactó profundamente en el trabajo de los músicos. El 2015 fue un año electoral, con muchas elecciones: seis en Capital, otras tantas en cada distrito… Y eso siempre impacta en el trabajo de los músicos, ya que las propuestas políticas inundan los medios y las calles, por lo que muchos empresarios no arriesgan en propuestas musicales ya que la difusión es tapada por la política.
Si le sumamos a esto que ya abundaban los problemas económicos, tanto en Argentina como en la región, resultó un año muy malo para el trabajo de los músicos. En estas condiciones fue que debimos encarar un cambio de gobierno nacional. Y tenemos ahora un gobierno que, además de favorecer esta situación, la profundizó con los tarifazos y su correspondiente impacto en los costos de las producciones musicales, el abrupto quite de la pauta oficial que desfinanció a la mayoría de los medios de comunicación -lo que provocó la desaparición de muchos puestos de trabajo y el ajuste de los pocos que quedaron-, y la profundización de la crisis económica de los hogares, donde hoy las familias se preocupan más por llegar a fin de mes con comida en la mesa que por ver un show.
Nuestro mayor esfuerzo en las paritarias estuvo destinado a mantener el salario en los mismos niveles de poder de compra sin perder fuentes de trabajo, ya que el carácter eventual característico de nuestra profesión hace que el empresariado acepte un nivel salarial y luego lo distribuya en menos bolsillos. Y trabajamos en conjunto con los demás sindicatos estatales para resistir los despidos de trabajadores en el Estado.
Donde sentimos el impacto fue en la organización sindical. El aumento de los costos hizo que tuviéramos problemas para pagar los sueldos a los empleados del SAdeM, cuestión que fuimos solucionando hacia el término del año.
Desde lo político seguimos apoyando las reivindicaciones generales, particularmente la derogación del “impuesto al trabajo” y el aumento de salarios a los jubilados. Y nos preocupa profundamente el nivel de trabajadores no registrados: los músicos estamos en ese segmento, pero cuando empieza a haber problemas generales de pérdida de fuentes de trabajo este reclamo desaparece de todas las agendas políticas: es como si tener un trabajo precario fuera menos malo que no tenerlo… Nosotros seguimos trabajando en ese sentido con el ministerio de Trabajo a nivel tanto nacional como provincial.
A partir de la unificación de las CGTs, perdimos una participación más activa en esa organización. Nos tocó dejar nuestro lugar en el Consejo Directivo de la CGT Azopardo, y como no estuvimos de acuerdo respecto de la forma en que se organizó la unidad -especialmente en que la encabece un triunvirato, y la escasa representación de los sindicatos más chicos-, aunque no nos fuimos de la CGT, no estamos participando de las decisiones y debates que se dan en ese ámbito.
Pondremos nuestro esfuerzo en mejorar el control de los convenios para que no perdamos fuentes de trabajo.Y procuraremos que la unidad sindical con los demás trabajadores de cada actividad nos dé la posibilidad de reunir las fuerzas necesarias para que nuestros salarios no sigan perdiendo poder adquisitivo.