Federalizar el SAdeM, también en lo cultural
La Nota entrevistó al Secretario de Educación, Cultura y Capacitación del SAdeM, Rolando Goldman. Nuevas iniciativas en marcha. Federalización, tecnología y accesibilidad de la enseñanza musical. Una mirada crítica sobre las políticas culturales.
¿Cómo marchan las dos instituciones educativas del SAdeM, la Escuela Popular de Música y el Instituto Superior de Música Popular?
RG.- Hay que tener en cuenta que las dos instituciones se enmarcan en un ámbito más amplio, dentro de lo que es el proyecto del actual Consejo Directivo, y que abarca tres aspectos.
Uno es la educación, a través de la Escuela y el Instituto que, si bien son dos espacios formales diferentes, tienen de común que se dedican a la enseñanza de la música.
Otro es el espacio artístico del Sindicato, es decir el pub, o bar, o auditorio… Y lo decimos con esta ambigüedad porque justamente uno de los temas que planteamos es la necesidad de darle a este espacio mayor identidad, tanto en lo referente al nombre como principalmente a sus actividades. En alguna vieja acta figura su nombre original, “La Puerta”, que quedó en el olvido y “algo” hace que algunos lo llamen pub, otros auditorio y otros bar. Es un espacio maravilloso, y tenemos que nutrirlo de músicos y de música.
Y el tercer aspecto es tener, desde nuestra posición, una voz para aportar nuestra visión ya no desde el lado de lo laboral o gremial, sino desde la política cultural y específicamente dentro de la música. Y en ese plano obviamente tenemos una mirada crítica…
En el terreno práctico, ya estamos implementando dos iniciativas interesantes que creemos que van a dar un impulso importante a la Escuela y al Instituto. Por un lado intensificar la difusión de las actividades educativas del SAdeM. Mucha gente no sabe que existe la Escuela Popular de Música y el Instituto Superior, y se están perdiendo de aprovechar un espacio con muy buenos profesores. Ya en estos días está empezando una campaña de difusión, a través de redes sociales, por medios de prensa, etc., con la participación de los directivos y los docentes de las dos instituciones.
Paralelamente, en pocos días estaremos firmando un convenio por el cual desde marzo -es decir a partir del ciclo lectivo 2018- se abre una nueva posibilidad que es la de implementar carreras de la Escuela a distancia a través de aulas virtuales. Esto ya se practica en muchos lugares y es una herramienta válida y muy interesante; hay ciudades y pueblos donde no hay forma de estudiar música, y de esta manera podrán acceder de manera sencilla. Ya estamos empezando a trabajar sobre los contenidos de las materias, que van a ir subiéndose a este espacio virtual. Y vamos a un convenio con una empresa, que ya tiene una experiencia de muchos años en esto, donde ellos aportan la tecnología y nosotros los contenidos. Hay incluso universidades que trabajan con ellos y que así tienen, además de su espacio real, físico, un espacio virtual.
¿La metodología sería a través de videos?
RG.- Sí, se trata de subir clases a internet, y el alumno inscripto tendrá posibilidad de interactuar con los profesores a través de mensajes y demás. Lo interesante es que esta práctica se puede implementar no sólo desde el domicilio individual del estudiante: esta empresa tiene, en todo el país, 170 aulas físicas con equipos, pantallas, computadoras, etc.; y entonces, por ejemplo, en una ciudad donde se inscriben 20 estudiantes, pueden ir todos o una parte en un mismo día y horario a compartir la clase en forma colectiva, más allá del necesario trabajo individual con el instrumento y con las demás materias.
Esta es una iniciativa concreta y puntual que, imaginamos, va a contribuir al crecimiento de la Escuela. En principio esta metodología se implementaría específicamente para la EPM, ya que en función del título oficial del ISMP hoy todavía en éste no se podría operar de esta manera. Pero vamos a trabajar para que en un futuro también se puedan llevar adelante por esta vía las carreras del Instituto.
Esta es también una forma de “federalizar” la Escuela, brindando una nueva herramienta para los estudiantes de música de todos los lugares del país.
¿Qué otras iniciativas hay en curso?
Bueno, en cuanto al pub vamos a ponerle un nuevo nombre: “La Jabonería”, con la idea de que tenga no sólo música sino cierta mística, música acompañada de una cierta estética, y acompañada también de una política, incluyendo conferencias, presentaciones de discos, conciertos.
Lógicamente la idea es que evoque la famosa jabonería de Vieytes donde se llevaron a cabo las actividades de preparación de la revolución de mayo de 1810… Si bien habrá que explicar esos orígenes, ya muchos saben qué fue aquella jabonería de Vieytes, y de esa manera queremos darle una impronta en relación a la política cultural.
Sus actividades también arrancarán en marzo del 18, cuando haremos la inauguración de “La Jabonería” y a la vez el reinicio de las actividades del pub.
Mencionaste la “mirada crítica” del SAdeM sobre las políticas culturales a nivel nacional…
En lo que hace a las políticas públicas hay un retroceso respecto de los últimos años. Durante el gobierno anterior creo que hubo un sobredimensionamiento de los conciertos gratuitos para el público en espacios céntricos, que terminaban afectando el trabajo de muchos músicos. Incluso de los propios músicos que participaban en esos conciertos, que de hecho pasaban a competir consigo mismos…
Por un lado está muy bien hacer conciertos gratuitos para el público, sobre todo en lugares donde la gente no suele ir a ese tipo de eventos. Pero también se pueden hacer conciertos en lugares como el CCK pero no “abiertos” supuestamente a todo el mundo (digo supuestamente porque en general la gente que concurre a ese tipo de lugares son más bien gente de clase media que vive en la ciudad de Buenos Aires y tiene esa práctica cultural); allí se podrían hacer conciertos gratuitos pero “cerrados” a determinado público, por ejemplo en acuerdo con los movimientos sociales para que concurran desde los barrios de manera gratuita y organizada, y puedan así acceder a una actividad artística de calidad, que de hecho pagamos todos los argentinos.
Esa práctica de los conciertos gratuitos afectó bastante y fue muy comentada entre los músicos, porque atentó contra la posibilidad de hacer conciertos o música en lugares con entrada paga. Más allá de un pequeño sector que era contratado con mucha frecuencia, había músicos que quizá eran contratados una vez al año, lo cual es insuficiente como trabajo; y a la vez eso mismo conspiraba contra la posibilidad de hacer conciertos con caché o con entrada paga.
El “cambio de matriz” que plantea el gobierno actual desde el Ministerio de Cultura de la Nación implica, por ejemplo, ayudar con pasajes a los músicos que deben viajar a hacer conciertos en distintos lugares del país. Y lo plantea, además, con una concepción muy “radial”, desde Buenos Aires hacia otros lugares, y no en forma verdaderamente federal. Antes a los músicos se les pagaba el pasaje, el caché, la estadía (hotel y comida). Hoy lo que se promociona es inscribirse para que el Ministerio te dé los pasajes, y el resto queda librado a la “iniciativa privada”: el músico es considerado no un trabajador sino un “emprendedor”, que debe armarse su fecha, su concierto… Es decir, lo que está pasando en todos los planos, también sucede en el caso de los músicos.
Es decir, hay muchas cuestiones sobre las que podemos opinar o en las que podemos incidir desde la Secretaría de Educación y Cultura del SAdeM. También hay una iniciativa de la Academia Nacional del Folclore, que ya ha sido llevada al Congreso y ya tiene media sanción del Senado, que plantea en la educación formal la obligatoriedad -aunque creo que en los considerandos dice “el derecho”- de la enseñanza del folclore en las escuelas. Creemos que eso puede ayudar mucho en la tarea cultural que tenemos que llevar adelante, y estaremos acompañando para que Diputados apruebe también este proyecto de ley. A la vez, esto también a la larga generará trabajo para los músicos.
Hay que pensar que, como toda la situación se corrió tan a la derecha en todo el mundo, bueno, nosotros en la Argentina estamos siendo parte de ese mundo con todas las letras… Implica una posición ideológica, aunque siempre teñida de “no ideológica”. Hace un tiempo, cuando se empezó a hablar de “la gente” en vez de “el pueblo”, todavía chocaba; pero, como consecuencia de la reiteración permanente, se naturalizó, y ya se desplazó la categoría “pueblo”… Lo cual es también una cuestión cultural, además de ideológica. Y hay que batallar contra eso.